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martes, 25 de febrero de 2014

TABAQUISMO PASIVO


¿Cómo se define?

Se entiende como tabaquismo pasivo a la inhalación involuntaria del humo del tabaco existente en espacios cerrados, que procede de la contaminación del ambiente producida por el humo de tabaco consumido por las personas fumadoras.
El humo de segunda mano, es decir, el que procede de los fumadores contiene nicotina y varios carcinógenos y toxinas. No hay que menospreciar el riesgo que supone este humo inhalado por los no fumadores ya que existen evidencias de que sea más nocivo que el que inhalan los propios fumadores, debido al mayor contenido en algunas sustancias oxidantes y cancerígenas, como los benzopirenos, derivados de la combustión espontánea del cigarrillo.

¿A quién afecta?

El tabaquismo pasivo afecta a las personas adultas no fumadoras que conviven o desarrollan sus actividades habituales en espacios cerrados donde se permite fumar y especialmente a los niños de familias fumadoras. Se calcula que cerca del 40% de los niños están regularmente expuestos al humo ajeno en el hogar. El 31% de las muertes atribuibles al tabaquismo pasivo corresponde a niños. Los camareros no fumadores que trabajaban en locales de restauración donde se permitía fumar son un claro ejemplo de fumador pasivo con alto riesgo asociado ya que estaban expuestos de forma continua y mantenida al humo del fumador.

Por otro lado parece que el riesgo asociado al tabaquismo pasivo depende más de la exposición continuada al humo de tabaco y del grado de susceptibilidad individual. Así, se considera población más vulnerable o de más riesgo a los niños, las mujeres embarazadas y los enfermos crónicos.

¿Cuáles son sus consecuencias?

Las principales enfermedades que se han relacionado con la exposición involuntaria al humo del tabaco incluyen cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas, infecciones respiratorias, enfermedades cardiovasculares, problemas en el feto en mujeres embarazadas y otros tipos de enfermedades cancerígenas como los tumores de mama, vejiga y laringe. Además provoca otros síntomas más inmediatos debido a la exposición del humo como son irritación ocular, irritación nasal, tos, estornudos, molestias en la garganta, expectoración, ahogo e infecciones respiratorias.
Según los informes aportados por la Organización Mundial de la Salud en su informe "Epidemia Mundial de Tabaquismo 2009", se considera que el tabaquismo pasivo es responsable de una de cada ocho muertes relacionadas con el tabaco, lo que presenta una cifra que alcanza los 600.000 fallecimientos al año en todo el mundo. Por otro lado, la OMS también denuncia la falta de ambientes libres por completo de humo de tabaco.

¿Qué medidas son recomendables?

Tomar conciencia del problema y de los riesgos que supone para la salud el tabaquismo pasivo es fundamental para realizar medidas preventivas adecuadas. La única manera de proteger de los efectos nocivos del tabaquismo pasivo, según la OMS, es promover los espacios totalmente libres de humo. Es importante recordar que no existe un nivel inocuo de exposición al humo del tabaco.
En nuestro país desde la entrada en vigor de la ley antitabaco, el problema fundamental se trasalado al ámbito doméstico. Ventilar los espacios de fumadores sólo elimina parcialmente los componentes químicos del tabaco y se necesita un tiempo considerable para renovar el aire.
Si el cónyuge o pareja es fumador, debe intentar fumar siempre fuera de casa en espacios abiertos, el riesgo de cáncer de pulmón en la pareja no fumadora de un fumador aumenta considerablemente respecto a pareja de un no fumador.
Respecto a los niños, es importante, que el pediatra detecte padres fumadores les explique las consecuencias sobre la salud del menor para motivarles sobre la necesidad de dejar de fumar.

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