LO QUE DEBES SABER
- Un estilo de vida físicamente activo va asociado a una reducción en la frecuencia y en la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares.
- Seguir una dieta equilibrada puede ayudar a disminuir tres de los principales factores de las enfermedades del corazón: colesterol elevado, hipertensión arterial y exceso de peso.
- A partir de los 40 años se recomienda realizar revisiones médicas periódicas, especialmente quien tiene antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, hipertensión, colesterol, diabetes, obesidad y tabaquismo.
1. Practicar ejercicio físico cada dia
El ejercicio más recomendable es del tipo aeróbico: correr,
caminar con energía, nadar, o ir en bicicleta. Y los estudios demuestran que
debe practicarse por lo menos tres veces por semana durante 30 minutos para
fortalecer el corazón. De lo que se trata, en definitiva, es de adquirir, y
sobre todo mantener, el hábito de realizar actividad física con regularidad.
2. Seguir una dieta sana y equilibrada
Los hábitos sanos para el corazón incluyen limitar el consumo diario de sal
y de alcohol. Además, la dieta debe constar principalmente de frutas, verduras, cereales, carnes magras y
pescado. Se aconseja reducir el consumo de grasa (especialmente grasa
saturada) y colesterol (carnes rojas grasas, leche entera, quesos elaborados con
leche entera, huevos, platos a base de crema y postres que contengan mucha
grasa), y priorizar la grasa que procede del aceite de oliva, frutos secos y pescado azul, por sus beneficios
sobre el sistema cardiovascular. El aporte de fibra (cereales integrales, legumbres, frutas) también es muy
importante.
3. Dejar de fumar
El tabaco es uno de los principales factores que se pueden evitar y modificar
para disminuir la aparición de enfermedades del corazón. Fumar ejerce un efecto
nocivo sobre el sistema cardiovascular, favorece
el riesgo de trombosis y provoca una reducción del calibre de las arterias
coronarias dificultando el riego del corazón. Por tanto, es imprescindible,
evitar el tabaco de forma activa así como el tabaquismo pasivo (ambientes de fumadores).
El consumo de alcohol moderado (uno a dos vasos de vino tinto al día) se ha relacionado con una disminución de las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, está demostrado que el abuso del alcohol es perjudicial para la salud. Diversos estudios han descrito una relación entre un consumo de alcohol excesivo y la aparición de enfermedades cardiovasculares, por ello, es recomendable moderar su consumo y limitarlo a un vaso de vino tinto para acompañar las comidas.
5. Mantener un peso óptimo
Diversos estudios han mostrado que la obesidad agrava los problemas cardíacos
por el sobre esfuerzo al que se somete al corazón, predispone a sufrir hipertensión,
cardiopatía coronaria, accidentes
cerebrovasculares, favorece la aparición de diabetes tipo 2… además
de otras enfermedades como las pulmonares y las osteoarticulares que también se
ven afectadas por la sobrecarga a la que se ven sometidas.
6. Realizar actividades placenteras y eliminar
el estrés
El estrés es otro factor que puede afectar al corazón. Es más probable
sufrir un ataque cardíaco en momentos de estrés, porque el corazón se acelera y
aumenta la presión arterial. Cuando esto sucede, el corazón necesita más
oxígeno. Esto no quiere decir que el estrés cause enfermedades
cardiovasculares, pero sí parece que puede agravarlas.
Es importante, por tanto, buscar momentos para realizar actividades relajantes y
placenteras, como los paseos, el yoga,
etc. y además conseguir ceñirse a calendarios laborales razonables que nos
permitan disfrutar del tiempo libre y desconectar del estrés laboral diario.
7. Controlar la diabetes
Con un buen control de la enfermedad (fármacos
y dieta
adecuada) se puede mejorar claramente la calidad de vida y el
pronóstico de los pacientes con diabetes.Se recomienda analizar el nivel de glucosa en la sangre una vez cada tres años a
partir de los 40, con el objetivo de detectar precozmente la diabetes y reducir
el riesgo de accidentes cardiovasculares y de una muerte prematura. En España,
la prevalencia de la diabetes se sitúa alrededor del 14%. Sin embargo, casi la
mitad de los casos no están diagnosticados".
La hipertensión arterial es la elevación, mantenida en el tiempo, de la presión
arterial sistólica (la que se conoce como la máxima) y/o de la diastólica
(conocida como la mínima). Habitualmente no da ningún síntoma pero es
importante detectarla y tratarla porque se relaciona con enfermedades cardíacas
potencialmente graves como insuficiencia cardíaca y el infarto de miocardio.
Se considera hipertensión
cuando las cifras de la presión arterial están por encima de 140/90mmHg.
Se debe acudir al médico regularmente para control de las
cifras y si aparecen elevadas es importante seguir una serie de medidas
higiénico dietéticas (ejercicio, bajar de peso, limitar la sal) así como el
tratamiento farmacológico que esté indicado.
El exceso de colesterol en sangre se acumula en las paredes de las arterias, contribuyendo al proceso de arteriosclerosis. Se considera hipercolesterolema a los niveles de colesterol total superiores a 200 mg/dl y la hipercolesterolemia es un factor determinante en la aparición de la enfermedad cardiovascular. Está demostrado que las personas con niveles de colesterol en sangre de 240 tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto de miocardio que aquellas con cifras de 200. La prevención es algo tan sencillo como comer de forma saludable, controlar el peso y hacer ejercicio físico. En los casos que así se requiera, se dispone actualmente de una amplia variedad de fármacos que regulan los niveles de colesterol.
10. Realizarse revisiones médicas de forma
periódica
A partir de los 40 años es recomendable la realización de revisiones
médicas de forma periódica. Esto es especialmente importante en personas con factores de riesgo como son antecedentes
familiares de enfermedad cardíaca, hipertensión, colesterol, diabetes, obesidad
y tabaquismo.
La realización de una analítica
y una exploración médica puede poner de manifiesto la presencia de enfermedades
relacionadas con el riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes) cuando
todavía no se han manifestado.
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