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domingo, 27 de febrero de 2022

La convulsión febril.

La convulsión febril es una crisis convulsiva que ocurre coincidiendo con la fiebre, en niños menores de 5 años, sin datos de infección intracraneal. Debe existir una temperatura > 37,5 ºC en cavidad oral o > 37,8 ºC en pliegue auxiliar según la mayoría de estudios

Según la AAP, se define como: una convulsión acompañada de fiebre (mayor o igual a 38 ºC), sin presencia de infección en el sistema nervioso central, en niños entre 6 meses y 5 años de edad.

Suele aparecer entre los 6 meses y 5 años. Normalmente se presenta en las primeras 24 horas del proceso febril. Existen factores de riesgo multicausales como vacunaciones, infecciones, inmadurez cerebral, etnia, etc.). Presenta una prevalencia alta, entre un 2-5%.

A pesar de presentar una prevalencia alta 2-5%, hay que recalcar que es de naturaleza benigna.

Algunas de las características clínicas más comunes son:

  • Suelen manifestarse dentro de las primeras 24 horas de la aparición de la fiebre. Solo cerca del 22% se manifiesta tras estas 24 horas.

  • Mayor incidencia en el sexo masculino.

  • Se manifiesta más en los meses de invierno y verano, respectivamente.

  • Su duración es inferior a los 15 minutos en más del 90% de los casos. En el caso de durar más de 15 minutos estaríamos hablando de otro tipo de convulsión.

  • Acompañadas de una disminución del nivel de conciencia, con crisis tónico-clónicas en el 80%.

  • Un tercio de los niños afectados con crisis convulsivas febriles tienen antecedentes en familiares de primer grado

  • asociación entre aparición de crisis e inmadurez cerebral, por lo que la incidencia disminuye según aumenta la edad.

Clasificamos las crisis febriles en 2 tipos.

  • Crisis febriles simples: Ocurre solamente una vez dentro de las primeras 24 horas, no se presentan síntomas postictales, representa en torno al 70% de los casos, duración inferior a 15 minutos y presentan convulsión tónica clónica generalizada.

  • Crisis febriles complejas: Se repite en dos o más ocasiones dentro de las primeras 24 horas, se puede producir parálisis de Todd (incidencia 0,4%.), representa el 30% de los casos, duran mas de 15 minutos, existe un déficit neurológico posterior a la crisis y puede aparecer como una convulsión focal que puede generalizarse en momentos posteriores.

La AAP ha propuesto una guía de práctica clínica sobre cómo llevar a cabo la actuación en las crisis febriles simples. Sin embargo no existe un consenso sobre las complejas. La ILAE recomienda el ingreso de todas las crisis febriles complejas pero ello supone un alto coste sanitario que no está directamente relacionado con un beneficio.

Cualquier crisis febril simple que curse con una característica de las descritas en las atípicas, complejas o complicadas pasará a ser clasificada como tal.


Actuación básica en las crisis convulsivas.

  • Es muy importante mantener la calma y avisar lo antes posible a los servicios de emergencia 1-1-2 o, en su defecto, trasladar al niño al centro de salud/hospital más cercano.

  • Colocar al niño en un lugar seguro donde, debido a las convulsiones, no pueda lesionarse partes del cuerpo.

  • NO introducir los dedos de las manos ni ningún otro objeto en la boca, ni tampoco tratar de “sacar” la lengua del niño. En caso de pérdida del nivel de conciencia y/o vómitos colocar al niño en Posición Lateral de Seguridad para evitar posibles complicaciones asociadas a la obstrucción de la vía aérea.

  • No retener al niño con las manos, dejar con convulsione. No sacudir ni golpear para que despierte.

  • Aflojar la ropa que pueda causarle mayores daños sobre todo alrededor del cuello.

  • Fijarse en la hora de inicio de la convulsión así como la temperatura para después poder informar a los sanitarios de la duración y características de la misma.

  • Tener en cuenta que estado postictal, es decir, tras el episodio convulsivo, puede durar hasta una hora, en el cual el niño puede estar somnoliento.

*Estado del mal epiléptico.

Se trata de la emergencia más frecuente dentro de la neuropediatría y está clasificada como la forma más extrema de una convulsión.

Se define como condición que resulta de un fallo en los mecanismos responsables de terminar la convulsión o de la iniciación de mecanismos que provocan una convulsión anormalmente prolongada. Puede provocar muerte y alteraciones de la red neuronal a largo plazo.

En este caso, el primer tiempo (que es cuando se debe comenzar el tratamiento) es de 5 minutos para las convulsiones tónico-clónicas generalizadas y 10 minutos para las focales con o sin pérdida de consciencia. Existe un segundo tiempo, donde puede comenzar el daño neuronal, que varía entre los 30-60 minutos por lo que una estabilización rápida del paciente es imperativa puesto que la tasa de mortalidad aumenta por diez si la crisis se prolonga.


miércoles, 16 de febrero de 2022

Cuidados de la herida postquirurgica en el domicilio

Mantener las heridas quirúrgicas en perfecto estado es clave para una cicatrización correcta, para reducir complicaciones y para lograr un menor impacto estético a largo plazo. Estas recomendaciones estándar le ayudarán a conseguirlo:

  • Lávese muy bien sus manos con agua y jabón antes y después de curar la herida. Tras la ducha seque la herida con una toalla de algodón suave aplicando pequeños toques sin realizar arrastre violento sobre ellas.
  • Retire el esparadrapo o apósito que la cubre, evite tirar fuerte si está adherido, humedézcalo con agua y jabón durante su baño o con suero fisiológico y retírelo en la misma dirección de la cicatriz, sujetando ligeramente la piel con la otra mano.
  • Observe las características de su herida. Limpie con suero fisiológico con movimientos suaves y sin frotar. Seque, aplique antiséptico (clorhexidina preferiblemente) y deje descubierta o cúbrala con apósitos o gasas estériles según la indicación de su cirujano.
  • Evite el uso de apósitos excesivamente oclusivos y deje las heridas al aire el mayor tiempo posible. En zonas de roce, contacto con la ropa, de presión con asientos, con la cama etc… proteja la herida con apósitos ligeros. Cambie los apósitos siempre que detecte que estos están húmedos.
  • En determinados tipos de cirugía, debido su peculiaridad o complejidad (injertos, cirugía plástica, heridas en mucosas) recibirá instrucciones específicas de su médico o enfermera, para su cuidado.
  • Aplique protección solar con efecto pantalla total durante los primeros meses siempre que vaya a estar expuesta al sol, incluso si lleva algún tipo de prenda ligera que pueda permitir el paso de los rayos UV.
  • Lleve una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, con aporte de proteínas adecuado. Tome los medicamentos según indicación médica. En caso de dolor tome los analgésicos prescritos por su médico.

Consulte con su médico ante la aparición de:

  • Separación de los bordes de la herida o pérdida de la sutura.
  • Hemorragia activa que no cede con presión moderada de la zona.
  • Inflamación excesiva.
  • Fiebre mayor de 38 grados centígrados
  • Signos de infección como:
    • aumento del calor, dolor excesivo, aumento de la dureza en la zona, secreción purulenta, fiebre.
    • Problemas de circulación: 
    • Coloración blanquecina - violácea, frialdad, perdida de sensibilidad excesiva


lunes, 14 de febrero de 2022

CISTITIS II

 CONSEJOS PARA PREVENIR LA CISTITIS

Las medidas de prevención son tanto para hombres como para mujeres, aunque estas infecciones son más frecuentes entre la población femenina, ya que la uretra en los hombres es más larga con lo cual los gérmenes del área perianal no llegan con tanta facilidad a la vejiga, además, anatómicamente hay más distancia entre el meato uretral y la zona perianal.

Son aplicables tanto a hombres, mujeres y niños.

·                    Una higiene correcta: Hay que lavar los genitales desde la zona anterior a la posterior para evitar que los gérmenes localizados en el área anal lleguen a la uretra.

·                    Cambiar el bañador durante los baños en las playas y las piscinas para no estar mucho tiempo con prendas mojadas porque la humedad facilita la proliferación de bacterias, como la Escherichia coli, responsable más frecuente de la cistitis.


·                    Ir al baño de forma regular, conviene ir al baño cada cuatro horas aunque no se tengan ganas para así no retener orina, salvo el momento de ir adormir. En el caso de las mujeres, después de cada micción hay que limpiarse de adelante hacia atrás.

·                    Micción postcoital, ya que las relaciones sexuales son un factor de riesgo de cistitis y usar productos lubricantes antes de practicar sexo si presentan sequedad vaginal. En el caso de las mujeres que ya han alcanzado la menopausia, utilizar una crema de estrógenos puede resultar eficaz para reducir las posibilidades de contraer una cistitis.         

·                    Tener precaución con algunos preservativos, cremas espermicidas o el diafragma, ya que no son recomendables para personas propensas a padecer infecciones urinarias. En este caso, se aconseja acudir al especialista para adoptar un método anticonceptivo diferente.

·                    Evitar la ducha vaginal.

·                    Beber agua en abundancia. Mantener una adecuada ingesta de agua (2 litros/día) asegura un buen volumen de orina y ayuda a la eliminación de gérmenes.

·                    No abusar del alcohol y del café ya que son irritantes para la vejiga,  producen ardor y prurito en la zona genital.

·                    Seguir una dieta equilibrada y llevar un estilo de vida saludable: Comer frutas, verduras y productos integrales con un alto contenido en fibra contribuye a regular el tránsito intestinal . Corregir el estreñimiento por la proximidad del colon con el aparato urogenital, lo que facilita la infección de orina por contigüidad.

·                    Llevar ropa con tejidos naturales. Las prendas ajustadas y fabricadas con fibras sintéticas contribuyen al desarrollo de cistitis de repetición. Por lo tanto, es mejor optar por materiales que permitan la transpiración, como el algodón..

·                    En mujeres embarazadas debe hacerse un cribado sistemático de infecciones de orina durante todo el embarazo. Las infecciones no tratadas pueden fomentar los partos prematuros y el bajo peso al nacer.

·                    Los enfermos crónicos polimedicados deben informar y comentar con su médico de familia los fármacos que toman, ya que alguno de ellos puede precipitar o agravar las infecciones de orina.

 •          En el caso de los bebés y niños, es importante cambiar los pañales de forma frecuente, así como instruir a los niños sobre los hábitos higiénicos que deben realizar después de orinar o defecar.   









domingo, 13 de febrero de 2022

RELACIÓN ENTRE EL CONSUMO DE CANNABIS Y LA PSICOSIS


El consumo diario y el cannabis de alta potencia están relacionados con tasas más altas de psicosis




  • Existe evidencia científica  sobre el impacto del cannabis en las tasas de psicosis de la población, especialmente en zonas en las que se consumen variedades de alta potencia 
  • En Ámsterdam se estima que la mitad de nuevos brotes están relacionados con el consumo de cannabis de alta potencia y en Londres con 3 de cada 10
  • "No se puede decir que el cannabis produce psicosis, pero sí que es un factor de riesgo en sujetos que son vulnerables".

       Durante años,  se ha relacionado el consumo de cannabis con una mayor probabilidad de sufrir . El último estudio publicado en la revista The Lancet Psychiatry refuerza esta asociación y señala que el consumo diario de cannabis, especialmente el de alta potencia, está estrechamente relacionado con el riesgo de desarrollar este tipo de trastornos.

El nuevo estudio se ha desarrollado en 11 ciudades europeas y ha encontrado que las personas que consumían cannabis diariamente tenían tres veces más probabilidades de sufrir un trastorno psicótico, en comparación con las personas que nunca habían consumido esta droga. Además, en las ciudades en las que el consumo de cannabis de alta potencia es mayor, como Londres o Ámsterdam, la probabilidad de sufrir un trastorno de este tipo entre los consumidores es hasta cinco veces mayor.

Globalmente, se estima que uno de cada cinco casos nuevos (20,4%) de brotes puede estar relacionado con el consumo diario de cannabis y aproximadamente uno de cada diez (12,2%) con el consumo de variedades de alta  . Si  ya no se dispusiera de cannabis de alta potencia, se esperaría que la incidencia de la psicosis disminuyera de 37,9 a 18,8 por cada 100.000 personas al año en Ámsterdam y de 45,7 a 31,9 por cada 100.000 personas al año en Londres".


Según las dosis y la potencia

Este estudio ha puesto sobre papel algo que ya se sabía desde hace mucho tiempo y es que el cannabis es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos psicóticos y que depende de la dosis y de la potencia.


Sin embargo,  hay que  hacer una matización importante y es que "no se puede decir que el cannabis produce psicosis, pero sí que es un factor de riesgo en sujetos que son vulnerables". No podemos decir que el cannabis produce trastornos en todos los que consumen diariamente o de alta potencia, ya que tiene que haber algún tipo de vulnerabilidad genética o del neurodesarrollo para que se produzca dicho trastorno".La mayoría de las personas que consumen cannabis no tienen un riesgo, pero hay una subpoblación de personas más vulnerables". Sin embargo, con la información que tenemos no podemos predecir a quién le va a generar un problema, con lo que todo el mundo está expuesto a un riesgo".

También llama la atención sobre cómo "la percepción del riesgo asociada al cannabis está disminuyendo mucho a nivel internacional". La mayoría de los consumidores no tendrán ningún problema, esto es algo que está claro, pero si aumenta el número de consumidores, también aumentará el número de personas que sufren estos problemas". Además, también sabemos que para las personas que tienen una mayor predisposición a desarrollar un trastorno psicótico el consumo de cannabis hace que la enfermedad se presente antes y esto es problema importante, porque cuanto antes empiezan peor es el pronóstico".

Existe preocupación por el aumento de variedades de cannabis de alta potencia.

El uso de cannabis con una alta concentración de THC tiene más efectos nocivos para la salud mental que el uso de formas más débiles

Para establecer la diferencia entre los distintos tipos de cannabis, se analizan  los niveles de THC, que es el principal compuesto psicoactivo de la planta, y se clasifican los que tienen más del 10% de THC como de alta potencia y el resto como de baja potencia. Con esta clasificación, observaron que en Ámsterdam el contenido de THC alcanza hasta el 67% en algunas variedades de consumo frecuente, mientras que en Londres, la variedad más consumida tiene un promedio de THC del 14%. En cambio, en países como Italia, Francia y España, los tipos de cannabis con un contenido de THC inferior al 10% son los más comunes.


Las variedades medicinales

Sin embargo, esto no quiere decir que, a día de hoy, se puedan identificar variedades seguras desde el punto de vista de los trastornos psicóticos. Se advierte de que, a pesar de que "hay estudios que indican que hay ciertos tipos de cannabis cuyo consumo no está asociado al desarrollo de psicosis, como los que tienen mayores cantidades de CBD,( Cannabidiol) se necesitan más datos para saber si hay algún tipo de cannabis que se pueda considerar seguro, algo que, desafortunadamente, aún se desconoce.

El  CBD o cannabidiol,  es uno de los cannabinoides no psicoactivos más abundantes de la planta. Este compuesto es de especial interés terapéutico y, entre otras cosas, está siendo estudiado por sus efectos antipsicóticos. "Es lo que llamamos el ying y el yang del cannabis , el TCH produce un efecto y el CBD lo contrarresta".

De hecho, a pesar de que no hay estudios específicos sobre las variedades con mucho CBD, se asegura  que es improbable que las semillas que están saliendo ahora con fines medicinales y que prácticamente solo contienen CBD, tengan impacto en el desarrollo de un brote psicótico".

domingo, 6 de febrero de 2022

¿ QUE ES LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA ?

 La lactosa es conocida como el azúcar de la leche y para digerirla, el cuerpo necesita de unas enzimas llamadas lactasas. Cuándo las enzimas no son capaces de digerir éste azúcar, se produce una intolerancia.

La lactosa es un azúcar natural que está presente en la leche de los mamíferos (vaca, cabra, oveja, humana) y también puede encontrarse en muchos alimentos preparados.

Para digerirla el cuerpo necesita de unas enzimas llamadas lactasas, estas enzimas se producen en la mucosa del intestino delgado y son las encargadas de transformar la lactosa (disacárido) en dos monosacáridos (glucosa y galactosa). Cuando el intestino delgado no produce la cantidad suficiente de enzimas, el organismo no es capaz de digerir la lactosa y se produce una intolerancia.

¿Quiénes son más propensos a sufrir intolerancia?

La intolerancia a la lactosa se puede presentar en el momento del nacimiento, desarrollarse en la infancia cuando se introduce la leche de vaca en la dieta o más tarde en la etapa adulta.

La mayoría de la población mundial adulta tiene déficit de lactasa excepto la población del norte y centro de Europa. Parece que los países dónde las personas están acostumbradas a beber leche de los animales, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa. Por el contrario aquellos países no acostumbrados al consumo de leche de animales presentan mayor intolerancia a la lactosa (asiáticos, americanos, esquimales…).

Síntomas de intolerancia a la lactosa

Los síntomas aparecen frecuentemente después de la ingestión de productos que contienen lactosa y suelen ser gastrointestinales:

  • Gases
  • Flatulencias
  • Diarrea
  • Vómitos
  • Distensión abdominal
  • Etc.

¿Qué hago si soy intolerante a la lactosa?

En este caso hay que seguir un tratamiento dietético que consiste en suprimir la lactosa de la alimentación diaria.

  • Los quesos y yogures tiene menos cantidad de lactosa que la leche, ya que el proceso de fermentación disminuye su contenido. El yogur contiene un 30% menos de lactosa y el queso curado tiene muy poca cantidad de lactosa o casi nula. Los quesos curados y yogures siempre se deben introducir poco a poco y según tolerancia individual.
  • La lactosa se tolera mejor si se consume durante las comidas principales que si se toma de forma aislada.
  • Se debe determinar a partir de qué cantidad de leche o derivados se desencadenan los síntomas. Una cantidad que no se tolera, si se toma repartida en 2 o más tomas durante el día, puede tolerarse.
  • Es aconsejable leer atentamente las etiquetas de los alimentos. En la etiqueta se encuentra una lista de ingredientes, de más a menos cantidad.
  • Los medicamentos también pueden contener lactosa. Consúltelo con su médico.

Deficiencia de calcio en intolerantes a la lactosa

Para evitar la deficiencia de calcio, se debe ingerir alimentos alternativos a la leche y derivados, ya que la leche es la principal fuente de calcio de la dieta.

  • Leche baja en lactosa (se puede utilizar para empanados, postres, bechamel, salsas, etc.)
  • Leche de soja
  • Quesos fermentados y curados
  • Frutos secos
  • Legumbres
  • Pescados que se consuman enteros con espina (sardina, boqueron).
  • También son fuentes ricas en calcio los berberechos y mejillones.

A continuación se detalla un listado donde se especifica que alimentos se deben limitar su consumo y que alimentos están permitidos porque no contienen lactosa.

Alimentos a evitar o reducir su consumo:

  • Leche (entera, semidesnatada, desnatada)  en polvo, líquida o condensada
  • Postres lácteos (flan, mousses, ……)
  • Quesos (fresco, para untar, en lonchas, porciones, tierno,..) Excepto el curado ya que apenas contiene lactosa.
  • Nata, crema pastelera,..
  • Mantequilla y alimentos que la contengan
  • Cualquier alimentos que contenga leche o algún derivado lácteo durante su preparación (nata, mantequilla, queso…): pan de molde, puré en copos, pastelería industrial, helados, cremas, batidos de fruta, chocolate con leche, etc.

Alimentos permitidos:

  • Todas las frutas, zumos naturales  y verduras (frescas y congeladas).
  • Legumbres
  • Cereales (pasta, arroz, maíz, pan fresco,…) y tubérculos
  • Carnes, pescado y huevos
  • Azúcar de mesa
  • Aceites vegetales (aceite de girasol, maíz, oliva,…)
  • Agua e infusiones.

  • Ante cualquier indicio de intolerancia a la lactosa es aconsejable seguir estas recomendaciones y para tener un diagnóstico más fiable consultar con el médico.

    Pag de referencia canal mapfre salud.

 

¿Qué es el Burnout o Síndrome del Cuidador? 

 



 

Ante el cambio de la situación de salud de un miembro de la familia y la disminución de su autonomía personal, habitualmente acostumbra a surgir de forma espontánea algún familiar que se hace cargo en mayor medida de la persona, al que denominamos “cuidador principal”, siendo éste el que asume o sobre el que recae la atención y el cuidado de la persona enferma.

La vida de una persona cuidadora cambia radicalmente a consecuencia de la demanda requerida. Esta demanda/responsabilidad produce un gran cambio en su forma y calidad de vida. El Burnout es un síndrome producido por el estrés crónico continuado que se da en el día a día al enfrentarse a la enfermedad de la persona cuidada y que implica tareas monótonas y repetitivas, produciendo en el/la cuidador/a una sensación de falta de control, y pudiendo agotar las reservas psicofísicas de la persona. Es más habitual en los cuidadores informales, es decir, en los/as familiares cuidadores/as, ya que, entre otros factores influyentes, cuentan con menos formación sobre cómo realizar los cuidados, sobre la enfermedad, etc.

 



¿Qué síntomas podemos encontrar?

·         Actitudes y sentimientos negativos hacia la persona enferma a la que se cuida.

·         Desmotivación.

·         Frustración.

·         Depresión/bajo estado de ánimo.

·         Trastornos psicosomáticos como: angustia, alergias, afecciones de piel, cefaleas, lumbalgias, trastornos gástricos e intestinales…

·         Fatiga y agotamiento.

·         Irritabilidad y cambios de humor frecuentes.

·         Despersonalización y deshumanización.

·         Comportamientos estereotipados e ineficiencia a la hora resolver problemas.

·         Agobio continuado sintiendo que la situación le desborda.

 

 

Afecta a diversas áreas, llegando a influir en el estrés laboral, afectivo, inadecuación personal (cansancio, dolores musculares, cefaleas, ansiedad), e incluso vacío personal una vez se deja de cuidar a la persona, ya sea porque se ingresa en una residencia o por su fallecimiento. Este vacío puede llegar a durar hasta algunos años después de que se finalice el cuidado.

 




El/la cuidador/a percibe que sus actividades de cuidado perturban su salud psicofísica, su situación económica (costes del cuidado como adaptación de la vivienda, pérdida de ingresos al dejar el trabajo…) y social.

De este cuidado pueden derivarse además conflictos familiares como reproches por no ayudar al/la cuidador/a principal, porque la cuidadora pase más tiempo con la persona que necesita cuidados que con el resto de la familia, etc.

 

Para prevenir el Burnout o síndrome del cuidador o superarlo, los/as cuidadores/as deben recordar que son parte esencial del cuidado, y, por eso mismo, deben atender sus propias necesidades. Cuidándose a sí mismo/a cuidan mejor a su familiar. Un cuidador descansado, con apoyo emocional, ocio, satisfecho… tendrá más energía y utilizará mejor sus recursos físicos y psicológicos para cuidar mejor a la persona dependiente.

¿Qué pautas puede seguir el cuidador?

 

AUTOCUIDARSE

– Pedir ayuda, recurrir a asociaciones donde contemos con el apoyo de profesionales y de otras personas que estén pasando por la misma situación que nosotros (participar en grupos de ayuda mutua).

– Seguir una dieta equilibrada.

– Hacer ejercicio, ya sea sólo/a, con amigos/as o incluso con la persona cuidada.

– Ser asertivos/as. Saber decir “no” y aprender a dejar de ceder ante la persona cuidada.

– Dar autonomía a la persona cuidada, que haga todo lo que pueda hacer por sí misma.

– Descansar. Tomarse unas horas diarias para sí mismo/a. Se puede recurrir a los respiros familiares, en los que los cuidadores dejan de serlo durante unos días para ocuparse de ellos/as mismos/as, ya sea para quedarse en casa o para hacer un viaje con amigos/as u otros/as cuidadores/as y es otra persona la que cuida a la persona enferma.

No hay que olvidar que el cuidado no tiene por qué generar sentimientos negativos; una persona puede sentir satisfacción en su tarea de cuidar a otra persona, conseguir una mayor conexión y complicidad con esa persona, reconocimiento de su labor, etc.


En conclusión, el cuidado de sí mismo/a requiere el mismo esfuerzo que el cuidado de una persona dependiente.

 

 



viernes, 4 de febrero de 2022

Alzheimer y sueño: ¿cómo abordar las alteraciones del sueño en las personas afectadas?

 




La relación entre Alzheimer y sueño  es compleja. De hecho, es uno de los focos de la investigación científica en torno a esta enfermedad. Por un lado, el insomnio guarda una relación de riesgo con el desarrollo de la enfermedad y, por otro, sabemos que, desde fases muy iniciales de la misma, pueden aparecer algunas alteraciones del sueño.

Es habitual que, con la edad, cambien los patrones de sueño y aparezcan algunas dificultades para dormir pero, en el caso del Alzheimer, son mucho más acusadas. Las alteraciones neuropatológicas que se producen en esta enfermedad, además de ser la causa de los síntomas cognitivos y conductuales, también suelen provocar una alteración del ciclo vigilia-sueño, lo que se puede traducir en despertares nocturnos con deambulación, confusión o agitación.

Problemas frecuentes relacionados con el Alzheimer y el sueño 

La frecuencia y el tipo de alteraciones del sueño en personas que padecen Alzheimer suelen variar según la fase de la enfermedad. En fases iniciales es frecuente que duerman más de lo habitual o que tengan cierta desorientación al despertar. Con la progresión de la enfermedad, es habitual que aumente el sueño diurno o sentirse somnoliento y, en cambio, se produzcan frecuentes despertares durante la noche. En fases más avanzadas, los periodos de sueño suelen ser frecuentes durante el día y la noche, pero cortos, como si fueran “siestas”. 

Un fenómeno conocido, a menudo contemplado en el espectro de las alteraciones conductuales que pueden presentar las personas que padecen Alzheimer, es el fenómeno del “sundowning” (puesta de sol), que se caracteriza por mayor confusión y tendencia a la agitación vespertina, cuando se acerca el momento de acostarse. 

El deambular y la conducta alterada durante la noche


 

Los motivos por los que una persona con Alzheimer se levante y deambule con frecuencia por la casa durante la noche pueden ser diversos. Tal vez tenga alguna necesidad no satisfecha, como puede ser tener frío o calor, ganas de orinar, sed, dolor… El hecho de que, además de levantarse, muestre una conducta poco apropiada para ese momento (como encender varias luces, abrir y cerrar puertas, levantar el tono de voz, o mostrar miedo) suele ser resultado de la confusión y la desorientación, que puede llevarle a no reconocer o interpretar adecuadamente el entorno. 

Este hecho, si se da frecuentemente, es particularmente agotador para la persona cuidadora, puesto que altera sustancialmente su propio descanso y es fácil perder la calma. Pero, precisamente, lo más recomendable es evitar discutir con la persona con Alzheimer, tratando de descubrir qué puede estar provocando su conducta.

Algunos consejos para favorecer el sueño y  el descanso de una persona con Alzheimer

El hecho de que nuestro ser querido que padece Alzheimer no tenga una noche plácida contribuirá en su bienestar y su comportamiento, no solo de noche, sino también durante el día. Y, es más, repercutirá en el estado general de quien le cuida, añadiendo dificultad al desempeño de las tareas cotidianas. Por eso, es importante procurar minimizar las alteraciones del sueño y tratar de conseguir un descanso reparador, tanto para la persona afectada como para la cuidadora. Estos son algunos consejos para favorecerlo:

  • Procurar que la persona con Alzheimer tenga un final de día apacible, relajado física y mentalmente, evitando que realice actividad física y cognitiva en las tres horas previas a acostarse (pero recordando que este tipo de actividad es necesaria durante el resto del día). 

  • Es importante tratar de evitar, particularmente en las horas previas a acostarse, la confrontación o reacciones irritadas hacia la persona con Alzheimer, fruto a menudo de la frustración o el agotamiento de la persona cuidadora. En estos momentos, es clave la empatía

  • Procurar mantener una estructura diaria, con rutinas más o menos marcadas en cuanto a orden y horarios, tratando de mantener una regularidad también en la hora de acostarse. 

  • Limitar el tiempo de sueño durante el día. Si la persona tiene la costumbre de hacer una siesta, asegurar que no sea demasiado larga ni muy tarde en el día, tratando de proponer actividades que eviten las frecuentes cabezadas. 

  • Procurar que la cena sea ligera y al menos dos horas antes de acostarse, para favorecer la digestión y evitar molestias durante la noche, así como limitar la ingesta de líquido en esas horas previas acostarse, y tratar de evitar cualquier sustancia estimulante (cafeína, nicotina, alcohol…), al menos, desde cinco horas antes.   

  • En las horas vespertinas, la reducción de luz y el incremento de sombras derivado de ello pueden ser causa de confusión o de interpretaciones erróneas del entorno, algo que puede causar temor o agitación a una persona con Alzheimer. Por eso es importante asegurar unas adecuadas condiciones de iluminación.

  • Del mismo modo, durante la noche, puede resultar orientador y tranquilizador que la persona tenga una tenue y suave luz que rompa la oscuridad total y, en caso de despertarse durante la noche, le facilite reconocer el entorno.

  • Disponer en algunos puntos de la casa de lucecitas con un sensor de movimiento, de forma que se enciendan al pasar cerca de ellas, puede facilitar la ubicación del baño si la persona se levanta por una necesidad fisiológica.

  • Tratar de que las condiciones ambientales del dormitorio sean agradables, habiendo procurado una adecuada ventilación durante el día, vigilar la temperatura, o procurar que el entorno sea silencioso.

Pedir consejo médico

Si las aproximaciones no farmacológicas no resultan efectivas para conseguir un sueño tranquilo, es importante consultar con el médico de referencia. Habrá que descartar que esas alteraciones nocturnas puedan ser consecuencia de otro problema de salud de base. Además, solo el especialista puede indicar la idoneidad de administrar alguna medicación para dormir. En las personas con demencia, el manejo de este tipo de fármacos es especialmente delicado, puesto que puede aumentar el riesgo de caídas o de confusión y será el médico quien valore los riesgos y beneficios, la dosis, el tiempo de administración y la revisión de la situación. 

El descanso del cuidador también es fundamental

Los problemas de sueño en el Alzheimer no afectan solamente a la persona afectada. Si el cuidador está agado y no descansa bien durante la noche, también se verán impactados su bienestar y su estado de salud físico y psicológico. En esa situación será más voluble y más fácil que traslade su estrés y agotamiento a la calidad de la atención que le pueda prestar a la persona con Alzheimer, pudiendo contribuir a su agitación. Es fundamental, pues, pedir ayuda a otros miembros de la familia o apoyo profesional por tal de que la persona cuidadora principal pueda descansar. A veces, cambios simples como que pueda dormir en una habitación distinta a la de la persona con Alzheimer, sabiendo que ésta será atendida si se despierta durante la noche, ya puede suponer un cambio sustancial muy positivo.