RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS
¿Qué es la resistencia a los antibióticos y cómo se propaga?
El descubrimiento del primer antibiótico a mediados del siglo XX cambió el rumbo de la medicina moderna, que pudo así comenzar a tratar la mayoría de las infecciones bacterianas, tanto en los seres humanos como en los animales.
Hoy por hoy, el desarrollo de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos constituye una de las amenazas más serias para la salud pública; las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros.
El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos es una de las principales causas de este problema en el que todos tenemos parte de responsabilidad. La solución también está en manos de todos. Tú tienes algo que aportar! Haz que los antibióticos sigan funcionando.
Las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales
Imagina un mundo sin trasplantes ni cirugías
Como consecuencia del uso incorrecto, los antibióticos están perdiendo eficacia a un ritmo que impensable hace tan sólo cinco años. Si seguimos consumiendo antibióticos al ritmo actual, Europa podría sufrir un retroceso a la era anterior a los antibióticos, cuando una infección bacteriana corriente, como una neumonía, podía suponer una sentencia de muerte.
Los logros de la medicina moderna están en peligro: sin antibióticos eficaces para la atención y prevención de las infecciones, el éxito de tratamientos como el trasplante de órganos, la quimioterapia o la cirugía se vería comprometido. Si no solucionamos este problema, en el año 2050 los expertos prevén un total de 40.000 muertes anuales por infecciones que antes eran fácilmente curables.
Antibióticos y animales
Los animales portan determinados microorganismos que pueden ser transferidos desde éstos al hombre. Las enfermedades que se contagian a través de este proceso se denominan ‘zoonosis’. Los antibióticos son herramientas esenciales para su tratamiento y control; proteger la salud de los animales contribuye, por lo tanto, a proteger nuestra propia salud. La salud animal es, además, fundamental para la obtención de alimentos sanos y seguros para el consumo humano. Sin antibióticos eficaces para el tratamiento de las infecciones en animales está en riesgo la obtención de estos alimentos.
Lo que tú puedes hacer para que los antibióticos sigan funcionando
Recuerda que usarlos incorrectamente representa un riesgo
El uso inadecuado de los antibióticos en personas y animales puede hacer que las bacterias se vuelvan resistentes a futuros tratamientos
Toma antibióticos sólo cuando te los recete el médico
Sigue siempre sus recomendaciones sobre cuándo y cómo usarlos. Completa el tratamiento prescrito y, si sobran, no los guardes ni los compartas con otras personas.
No olvides que no son eficaces contra resfriados ni gripe
Los antibióticos sólo son eficaces para combatir infecciones bacterianas, no curan infecciones causadas por virus. No son analgésicos y no alivian el dolor o la fiebre.
El veterinario de tu mascota es quien decide su tratamiento
Sigue siempre sus consejos y no mediques a tu mascota con los antibióticos que tienes en casa. La automedicación también es peligrosa para los animales.
Más vale prevenir
Entre los factores que aceleran el proceso de resistencia a los antibióticos, no sólo destaca el mal uso de estos fármacos, sino también las deficiencias en materia de prevención y control de infecciones. Todos podemos adoptar medidas para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación.
Para ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda:
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lavarse las manos con frecuencia
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practicar una buena higiene de los alimentos
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evitar el contacto directo con personas enfermas
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cumplir puntualmente con el calendario de vacunas
Si eres trabajador sanitario o farmacéutico puedes contribuir a evitar infecciones:
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asegurándote de que las manos, los instrumentos y el entorno estén debidamente limpios
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manteniendo al día los calendarios de vacunas de tus pacientes
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en caso de sospecha de infección bacteriana, realizando los cultivos y ensayos pertinentes
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recetando y dispensando antibióticos solo cuando sean realmente necesarios
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recetando y dispensando el antibiótico indicado, con la posología correcta y la duración que corresponda
Si trabajas en el sector agrícola puedes contribuir:
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velando por que los antibióticos administrados a los animales —incluidos los animales de compañía y los destinados a la producción de alimentos— sólo se utilicen para el tratamiento de enfermedades infecciosas y siempre bajo supervisión veterinaria
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vacunando a los animales con miras a reducir la necesidad de antibióticos e ideando métodos alternativos para su uso en la producción de plantas
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promoviendo y aplicando buenas prácticas en todas las etapas de la producción y el procesamiento de alimentos, tanto de origen animal como vegetal
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adoptando sistemas sostenibles con niveles mejorados de higiene, bioseguridad y manejo de los animales sin estrés
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aplicando los patrones internacionales para el uso responsable de los antibióticos, establecidos por la OIE, la FAO y la OMS
Los riesgos de la automedicación
Muchas enfermedades invernales pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento. Si te han recetado un antibiótico para una enfermedad anterior y te has recuperado bien, puede ser tentador utilizar el mismo antibiótico cuando se presentan síntomas similares. Sin embargo, sólo un médico que te haya atendido puede determinar si una enfermedad invernal requiere tratamiento con antibióticos.
La toma de antibióticos para combatir los resfriados y la gripe no te beneficiará. Además, los antibióticos pueden provocar desagradables reacciones adversas como diarrea, náuseas o erupción cutánea. Tomar antibióticos para combatir infecciones bacterianas leves, como rinosinusitis, dolor de garganta, bronquitis o dolor de oídos es, a menudo, innecesario ya que en la mayoría de los casos nuestro sistema inmunitario es capaz de vencer tales infecciones. La mayor parte de las enfermedades invernales mejoran al cabo de dos semanas. Si los síntomas persisten, es importante consultarlo con el médico.
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