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domingo, 23 de noviembre de 2025

Disfunciones sexuales: tipos, causas y soluciones

 


Existen diferentes tipos de disfunciones sexuales, muchas de ellas de origen psicológico., se definen como  todas aquellas situaciones en las que la satisfacción sexual o la respuesta sexual se ven afectadas y ello impide participar en una relación sexual deseada. Afectan tanto a hombres como a mujeres y no tienen por qué ir asociadas a la edad o a la orientación sexual.





Prevalencia

Aunque las estadísticas son confusas, debido al desacuerdo que suele haber en la clasificación de las disfunciones sexuales, indican una prevalencia bastante alta.
Actualmente, la disfunción sexual por la que más se consulta es la disfunción eréctil, que abarca el 48% de las consultas. La eyaculación precoz le sigue con un 28,8%,  la anorgasmia femenina (7,4%), el vaginismo (1,6%) y trastornos del orgasmo masculino con un 0,4%


Causa psicológica


Es importante haber descartado antes todas las posibles causas médicas, fisiológicas o derivadas del consumo de alguna sustancia o medicación que puedan estar afectando. Una vez descartadas éstas, se deberán tener en cuenta factores importantes, por ejemplo, si el problema ha existido desde siempre o, si por el contrario, ha habido un inicio concreto en el tiempo.

 Los factores que suelen influir en los casos en los que la causa es psicológica son:
  • Carencia de información relacionada con la sexualidad o información errónea sobre la misma.
  • Haber recibido una educación o creencias sobre sexualidad excesivamente estrictas o represivas.
  • Haber sufrido alguna experiencia traumática relacionada con el sexo (por ejemplo, abuso sexual).
  • Poseer determinados rasgos de personalidad, como inseguridad, una autoestima pobre, complejos relacionados con el propio cuerpo, una elevada autoexigencia, necesidad de gustar y de sentirse valorado o la presencia de otros trastornos, como la ansiedad, la depresión o determinados miedos.
  • Encontrarse en un momento vital difícil (por ejemplo, ante un elevado nivel de estrés laboral, preocupación por determinados problemas familiares, duelo por el fallecimiento de un familiar, dificultades económicas, etc.)
  • Determinadas variables de la situación en la que se producen los encuentros sexuales (por ejemplo, disponer de poco tiempo, haberse formado unas expectativas poco realistas sobre un determinado encuentro sexual o querer demostrar una gran experiencia, entre otros factores).
  • Problemas de pareja, como dificultades de comunicación y confianza, distanciamiento emocional, conflictos frecuentes y/o no resueltos, luchas de poder, etc. También puede darse por la aparición de la rutina o monotonía en los encuentros sexuales, llegando a producir desinterés.
  • Disfunción sexual

  • La respuesta sexual consta de 4 fases normales: deseo, excitación, orgasmo y resolución. Cada una de estas fases va acompañada de respuestas fisiológicas, que se traducen en señales corporales, y que culminan en el orgasmo, para volver al estado basal en la fase de resolución.
    Una disfunción sexual puede aparecer en cualquiera de estas fases, produciendo una respuesta sexual insatisfactoria, que genera ansiedad y tiende a perpetuar un círculo vicioso por el que pueden acabar por evitarse las relaciones sexuales.



  • Las principales manifestaciones de las disfunciones sexuales más frecuentes son:




  • Falta de deseo sexual

    Su característica principal es la ausencia o deficiencia de fantasías o de deseo sexual. En estos casos la persona difícilmente tomará la iniciativa de iniciar una relación sexual y la mantendrá de forma forzada cuando su pareja lo proponga. Esta disfunción puede ir asociada a su vez a problemas de excitación sexual, a dificultades para llegar al orgasmo o a otros problemas en la relación de pareja. Es frecuente que se presente en una etapa adulta, tras un periodo de interés sexual normal y relacionado con algún otro tipo de malestar psicológico (situaciones estresantes, duelos, problemas interpersonales, etc.), aunque existen también algunos casos en los que la falta de deseo se ha presentado de forma continuada a lo largo de la vida de la persona.

    Aversión al sexo

    Su rasgo más distintivo es la evitación activa del contacto sexual genital con otra persona. El individuo que manifiesta esta disfunción suele sentir ansiedad o miedo ante una relación sexual, que suele estar centrada en algún aspecto concreto del sexo (por ejemplo, en la penetración, en las secreciones genitales, etc.).

    Disfunción eréctil

    La disfunción eréctil consiste en una incapacidad persistente o recurrente en el hombre para conseguir o mantener una erección apropiada hasta el final de la relación sexual. Puede manifestarse mediante una incapacidad para conseguir la erección desde el inicio de la relación sexual o no poder mantenerla al intentar la penetración o durante la misma.

    Eyaculación precoz

    La característica esencial de esta disfunción consiste en la aparición en el hombre de un orgasmo y eyaculación en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o poco tiempo después de la penetración, y antes de que éste lo desee. En esta situación pueden influir factores como la edad, la experiencia, la relación con la pareja, la novedad del acto y la frecuencia de la actividad sexual, siendo a la vez significativa la valoración subjetiva por parte de ambos miembros sobre si este hecho constituye un problema.

    Anorgasmia

    La anorgasmia consiste en la ausencia o retraso del orgasmo en la mujer tras una fase de excitación sexual normal.

    Vaginismo

    El vaginismo es la contracción involuntaria de los músculos de entrada a la vagina, impidiendo en la mayoría de las ocasiones el coito o penetración.

    Dispaurenia

    La dispaurenia es el rasgo más característico en esta disfunción, que suele darse en la mayoría de los casos en las mujeres, consiste en el dolor genital durante el coito, pudiéndose presentar también antes o después del mismo, con diferentes grados de intensidad (desde pequeñas molestias a dolor agudo).


  • Tratamiento

  • Es importante descartar una causa médica de las disfunciones sexuales, ya que por ejemplo la hipertensión y la diabetes pueden producir impotencia; muchas medicaciones (incluyendo medicación psiquiátrica) pueden interferir con la respuesta sexual, etc.

    El tratamiento es totalmente distinto según la causa sea médica o psicológica. En el caso de que la causa sea psicológica, el tratamiento se realiza mediante psicoterapia de orientación conductista, (que suele conseguir efectos rápidamente), con técnicas como la focalización sensitiva y otras, que (mediante ejercicios programados en los que se excluye inicialmente el coito), se van venciendo las dificultades y disminuye la ansiedad ante el posible fracaso. Estas técnicas requieren la colaboración de la pareja.




  • Puede ser de utilidad buscar la ayuda profesional de un sexólogo o terapeuta sexual. Paralelamente, en los casos en los que la disfunción se presente en el seno de una relación de pareja estable, la actitud que adopten ambos miembros frente al problema será fundamental para evitar que éste se agrave, al mismo tiempo que se facilita la mejora o solución del mismo. En este sentido, es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

    • Ambos deben estar dispuestos a hablar abiertamente sobre lo que está sucediendo, a buscar una explicación al problema, colaborando conjuntamente, mostrándose respetuosos en todo momento y evitando la culpabilidad, el rechazo o el enfado por la dificultad que atraviesan.
    • Por otra parte, puede ser beneficioso estar abiertos a flexibilizar sus prácticas sexuales, explorando nuevas modalidades, evitando la rutina y percibiendo los encuentros sexuales como espacios de disfrute, intimidad y placer en lugar de pruebas que superar, expectativas que cumplir o habilidades que demostrar.
    • Tener paciencia y darse tiempo para mejorar o solucionar la situación es también fundamental a la hora de iniciar el tratamiento de una disfunción sexual.




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