La rinitis es un trastorno que afecta a la mucosa nasal y que produce estornudos, picor, obstrucción, secreciones nasales y, en ocasiones, falta de olfato. Estos síntomas se presentan generalmente durante dos o más días consecutivos y a lo largo de más de una hora la mayoría de los días.
La rinitis alérgica es la forma más común de rinitis no infecciosa, sin
embargo, no es igual a asma, pero puede ser un indicador de que la persona que
la padece tiene una especial predisposición a desarrollar más adelante los
síntomas (tos seca, sensación de falta de aire, sibilancias, etc.)
característicos de una hiperreactividad bronquial.
No es dolorosa, pero sí muy molesta, pues nos obliga a tener siempre un
pañuelo en la mano: la rinitis es un trastorno
nasal originado por causas de diversa naturaleza que se caracteriza por la
inflamación e hinchazón de la mucosa que recubre las fosas nasales.
Ello produce al menos dos o más de los siguientes síntomas: goteo nasal, que puede darse tanto hacia los orificios
nasales como hacia la faringe, estornudos, nariz tapada y/o picor nasal.
La rinitis es una enfermedad muy común
y, a menudo, de carácter crónico. Puede aparecer simultáneamente (o
complicarse) con otras dolencias como la sinusitis, la otitis, el asma y la
apnea del sueño.
También la conjuntivitis alérgica suele estar presente cuando hay
rinitis y, de hecho, los dos procesos están asociados en el 60%-80% de los
casos.
Así mismo, la rinitis puede aparecer acompañada
de cansancio, irritabilidad, depresión, problemas de concentración… Todo
ello puede llegar a deteriorar mucho la calidad de vida de las personas que la
sufren y ser un motivo de baja laboral o absentismo escolar.
La rinitis, habitual tanto en adultos como en niños, puede presentarse
de forma aislada o, como ya hemos visto, junto a otras afecciones. En esos
casos, podemos ver que se le denomina de forma diferente, como
rinoconjuntivitis o rinosinusitis, en función de los procesos asociados.
Por otra parte, si nos fijamos en su
duración, podremos encontrar clasificaciones que la definan como rinitis aguda
(de corta duración) o crónica (de larga duración).
Pero la forma más habitual de clasificar la rinitis es en función de sus causas, que pueden ser muy
numerosas, aunque las más comunes son las rinitis de origen alérgico o
infeccioso. Es decir, la rinitis suele estar provocada por un agente alérgeno
como el polen o una infección vírica como un resfriado.
• Rinitis alérgica: la provocan diferentes sustancias que desencadenan
una intensa reacción del sistema inmunitario, a pesar de que para otras
personas sean inofensivas. Suelen ser aeroalérgenos, es decir, sustancias que
se encuentran el aire, como el polen, los ácaros del polvo, el epitelio de los
animales domésticos como perros y gatos y las esporas de algunos hongos.
Entre sus síntomas, destacan el picor de nariz,
los estornudos seguidos, secreción nasal acuosa, la congestión nasal y los ojos
llorosos. Son síntomas que pueden aparecer y desaparecer (rinitis
intermitente) o prolongarse en el tiempo (rinitis persistente).
También puede clasificarse según la intensidad de sus síntomas y su impacto en
la calidad de vida en leve, moderada o grave. En este último caso, puede
afectar al desarrollo de las actividades sociales, laborales y escolares,
mermar el rendimiento y la productividad y causar absentismo. Hay que tener en
cuenta que suele darse acompañada de otras dolencias como otitis, sinusitis y
asma. De hecho, la rinitis alérgica se considera un factor de riesgo del asma.
• Rinitis infecciosa: la causa más frecuente suele ser una
infección vírica, aunque también puede estar causada por bacterias y otros
microorganismos infecciosos. El virus más habitual es el del resfriado común.
En este caso, la rinitis se caracteriza por síntomas como secreción nasal,
estornudos, nariz congestionada, goteo nasal posterior, tos, mucosidad en la
garganta y febrícula. El goteo nasal posterior que va acompañado de secreción
nasal purulenta, dolor facial y a la presión en senos paranasales son síntomas
que caracterizan más a las rinitis de origen bacteriano cuando se acompañan de
sinusitis.
En cambio, este tipo de rinitis no suele causar picazón en la nariz, los ojos o
la garganta.
• Rinitis ocupacional: provocada o no por una reacción alérgica, la
desencadena alguna sustancia presente en el lugar del trabajo. Por ejemplo,
pueden causarla animales de laboratorio, el polvo, las maderas, el látex y
agentes químicos.
• Rinitis inducida por medicación: varios tipos de
medicamentos pueden inducirla, entre ellos, la aspirina y otros
antiinflamatorios AINES como el ibuprofeno, fármacos para la hipertensión,
sedantes, antidepresivos, anticonceptivos orales y fármacos para la disfunción
eréctil. En el caso de que la rinitis esté provocada por aerosoles nasales
descongestionantes, se denomina rinitis medicamentosa.
• Rinitis hormonal: pueden causarla los cambios hormonales
originados, por ejemplo, por el embarazo, la menopausia, la menstruación, el
uso de alteraciones del sistema endocrino, como el hipotiroidismo o la
acromegalia.
• Rinitis idiopática: no se conoce la causa de la dolencia.
•
Otras
rinitis: pueden afectar a niños y adultos, aunque son más frecuentes a partir
de los 20 años. En este grupo se incluyen:
-Rinitis gustatoria: está provocada por comidas o bebidas, debido a mecanismos
no alérgicos desconocidos. Es más probable que se dé al tomar comidas picantes
o calientes, así como al consumir bebidas alcohólicas.
-Rinitis emocional: el estrés y la estimulación sexual son los principales
desencadenantes (se le conoce también como rinitis de la Luna de Miel).
-Rinitis atrófica: se debe a una atrofia progresiva de la mucosa nasal, que
provoca costras, obstrucción, menor capacidad olfativa y secreciones viscosas
con mal olor.
-Rinitis no alérgica con síndrome eosinofílico : se caracteriza por la
presencia de eosinofilia nasal, lo que significa que el moco contiene una
elevada cantidad de un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos,
-Rinitis vasomotora: es una rinitis no alérgica que persiste en el tiempo,
producto de la hiperrespuesta de la nariz a desencadenantes no específicos como
los cambios de temperatura y de humedad, el humo del tabaco u olores intensos
como el del perfume. Se dan los síntomas típicos de la alergia -congestión
nasal, estornudos y secreción nasal-, sin que esta exista en realidad. Se
caracteriza, sobre todo, por la obstrucción nasal y la secreción.
TRATAMIENTO
El tratamiento dependerá del tipo de
rinitis. En el caso de la alérgica, es muy importante, en primer
lugar, intentar evitar la sustancia o los factores que desencadenan la
respuesta inmunitaria, si bien esto no siempre resulta muy sencillo.
Puede recurrirse a diversos fármacos para el tratamiento sintomático de
los diversos tipos de rinitis. Será el profesional sanitario quien priorice
unos sobre otros, considerando también la intensidad o gravedad del cuadro –si
es agudo o crónico- y las características del paciente. Según cada caso, puede prescribir aerosoles nasales con corticosteroides,
que reducen la inflamación nasal, y/o antihistamínicos en forma de aerosol o en
pastillas, y/o descongestionantes nasales, u otro tipo de fármacos en
pautas y dosis ya establecidas para cada tipo de rinitis.
En algunas rinitis de causa alérgica cuyo agente causal se haya
identificado puede estar indicada la inmunoterapia. De esta forma, el organismo puede ir tolerando progresivamente las
sustancias que le provocan los síntomas, con el objetivo de que, a largo
plazo, se minimicen o desaparezcan. Para lograrlo, pueden precisarse meses o
años de tratamiento.
Por último, es muy importante recalcar
que los antibióticos no son eficaces para tratar ni la rinitis alérgica ni
la vírica.
CÓMO ALIVIAR LA RINITIS
• 1. Si eres alérgico, intenta evitar las sustancias
desencadenantes.
Por ejemplo, cuando los niveles de polen estén muy elevados, intenta salir lo
menos posible y mantén las ventanas cerradas. Si, en cambio, eres alérgico al
polvo, asegúrate de mantener bien ventilada la habitación y retirar el polvo de
las superficies con un paño húmedo, pasar el aspirador a menudo, evitar tener
alfombras, peluches, lavar la ropa de cama a alta temperatura de forma
frecuente, etc.
• 2. Realiza lavados de las fosas nasales diariamente.
Puede ayudarte a eliminar las sustancias que irritan tu nariz. Para ello,
irrígala usando un envase como una pera de goma o un aerosol de agua salada.
También puedes inhalar el vapor de una ducha caliente para ayudar a aflojar la
mucosidad de la nariz y eliminar la congestión nasal.
• 3. Suénate la nariz.
Hazlo con regularidad para expulsar la mucosidad o los posibles irritantes,
pero siempre con cuidado, suavemente y de forma alternativa cada fosa nasal,
para evitar que se dañen el oído medio o las cavidades sinusales.
• 4. Bebe líquido en abundancia.
Ello te ayudará a diluir la mucosidad nasal. Además, de agua, puedes tomar
zumos, caldos e infusiones, pero evita las bebidas con cafeína.
• 5. Humidifica el ambiente.
Si en tu casa o en tu trabajo, el aire es demasiado seco, instala un humificador.
Límpialo con regularidad, siguiendo las instrucciones del fabricante. También
el vapor de agua inhalado de una ducha caliente puede contribuir a aflojar la
mucosidad de la nariz
•
6. No te
automediques.
Consulta con tu médico en caso de que los síntomas no desaparezcan y no uses
por tu cuenta descongestionantes o aerosoles nasales, antihistamínicos u otros
productos para aliviar los síntomas.
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