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domingo, 25 de septiembre de 2022

 RINITIS

La rinitis es un trastorno que afecta a la mucosa nasal y que produce estornudos, picor, obstrucción, secreciones nasales y, en ocasiones, falta de olfato. Estos síntomas se presentan generalmente durante dos o más días consecutivos y a lo largo de más de una hora la mayoría de los días.

La rinitis alérgica es la forma más común de rinitis no infecciosa, sin embargo, no es igual a asma, pero puede ser un indicador de que la persona que la padece tiene una especial predisposición a desarrollar más adelante los síntomas (tos seca, sensación de falta de aire, sibilancias, etc.) característicos de una hiperreactividad bronquial.

No es dolorosa, pero sí muy molesta, pues nos obliga a tener siempre un pañuelo en la mano: la rinitis es un trastorno nasal originado por causas de diversa naturaleza que se caracteriza por la inflamación e hinchazón de la mucosa que recubre las fosas nasales.

Ello produce al menos dos o más de los siguientes síntomas: goteo nasal, que puede darse tanto hacia los orificios nasales como hacia la faringe, estornudos, nariz tapada y/o picor nasal.

La rinitis es una enfermedad muy común y, a menudo, de carácter crónico. Puede aparecer simultáneamente (o complicarse) con otras dolencias como la sinusitis, la otitis, el asma y la apnea del sueño.

También la conjuntivitis alérgica suele estar presente cuando hay rinitis y, de hecho, los dos procesos están asociados en el 60%-80% de los casos.

Así mismo, la rinitis puede aparecer acompañada de cansancio, irritabilidad, depresión, problemas de concentración… Todo ello puede llegar a deteriorar mucho la calidad de vida de las personas que la sufren y ser un motivo de baja laboral o absentismo escolar.


CLASIFICACIÓN

La rinitis, habitual tanto en adultos como en niños, puede presentarse de forma aislada o, como ya hemos visto, junto a otras afecciones. En esos casos, podemos ver que se le denomina de forma diferente, como rinoconjuntivitis o rinosinusitis, en función de los procesos asociados.

Por otra parte, si nos fijamos en su duración, podremos encontrar clasificaciones que la definan como rinitis aguda (de corta duración) o crónica (de larga duración).

Pero la forma más habitual de clasificar la rinitis es en función de sus causas, que pueden ser muy numerosas, aunque las más comunes son las rinitis de origen alérgico o infeccioso. Es decir, la rinitis suele estar provocada por un agente alérgeno como el polen o una infección vírica como un resfriado.

       Rinitis alérgica: la provocan diferentes sustancias que desencadenan una intensa reacción del sistema inmunitario, a pesar de que para otras personas sean inofensivas. Suelen ser aeroalérgenos, es decir, sustancias que se encuentran el aire, como el polen, los ácaros del polvo, el epitelio de los animales domésticos como perros y gatos y las esporas de algunos hongos.
Entre sus síntomas, destacan el picor de nariz, los estornudos seguidos, secreción nasal acuosa, la congestión nasal y los ojos llorosos. Son síntomas que pueden aparecer y desaparecer (rinitis intermitente) o prolongarse en el tiempo (rinitis persistente).
También puede clasificarse según la intensidad de sus síntomas y su impacto en la calidad de vida en leve, moderada o grave. En este último caso, puede afectar al desarrollo de las actividades sociales, laborales y escolares, mermar el rendimiento y la productividad y causar absentismo. Hay que tener en cuenta que suele darse acompañada de otras dolencias como otitis, sinusitis y asma. De hecho, la rinitis alérgica se considera un factor de riesgo del asma.

       Rinitis infecciosa: la causa más frecuente suele ser una infección vírica, aunque también puede estar causada por bacterias y otros microorganismos infecciosos. El virus más habitual es el del resfriado común. En este caso, la rinitis se caracteriza por síntomas como secreción nasal, estornudos, nariz congestionada, goteo nasal posterior, tos, mucosidad en la garganta y febrícula. El goteo nasal posterior que va acompañado de secreción nasal purulenta, dolor facial y a la presión en senos paranasales son síntomas que caracterizan más a las rinitis de origen bacteriano cuando se acompañan de sinusitis.
En cambio, este tipo de rinitis no suele causar picazón en la nariz, los ojos o la garganta.

       Rinitis ocupacional: provocada o no por una reacción alérgica, la desencadena alguna sustancia presente en el lugar del trabajo. Por ejemplo, pueden causarla animales de laboratorio, el polvo, las maderas, el látex y agentes químicos.

       Rinitis inducida por medicación: varios tipos de medicamentos pueden inducirla, entre ellos, la aspirina y otros antiinflamatorios AINES como el ibuprofeno, fármacos para la hipertensión, sedantes, antidepresivos, anticonceptivos orales y fármacos para la disfunción eréctil. En el caso de que la rinitis esté provocada por aerosoles nasales descongestionantes, se denomina rinitis medicamentosa.

       Rinitis hormonal: pueden causarla los cambios hormonales originados, por ejemplo, por el embarazo, la menopausia, la menstruación, el uso de alteraciones del sistema endocrino, como el hipotiroidismo o la acromegalia.

       Rinitis idiopática: no se conoce la causa de la dolencia.

       Otras rinitis: pueden afectar a niños y adultos, aunque son más frecuentes a partir de los 20 años. En este grupo se incluyen:
-Rinitis gustatoria: está provocada por comidas o bebidas, debido a mecanismos no alérgicos desconocidos. Es más probable que se dé al tomar comidas picantes o calientes, así como al consumir bebidas alcohólicas.
-Rinitis emocional: el estrés y la estimulación sexual son los principales desencadenantes (se le conoce también como rinitis de la Luna de Miel).
-Rinitis atrófica: se debe a una atrofia progresiva de la mucosa nasal, que provoca costras, obstrucción, menor capacidad olfativa y secreciones viscosas con mal olor.
-Rinitis no alérgica con síndrome eosinofílico : se caracteriza por la presencia de eosinofilia nasal, lo que significa que el moco contiene una elevada cantidad de un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos,
-Rinitis vasomotora: es una rinitis no alérgica que persiste en el tiempo, producto de la hiperrespuesta de la nariz a desencadenantes no específicos como los cambios de temperatura y de humedad, el humo del tabaco u olores intensos como el del perfume. Se dan los síntomas típicos de la alergia -congestión nasal, estornudos y secreción nasal-, sin que esta exista en realidad. Se caracteriza, sobre todo, por la obstrucción nasal y la secreción.


TRATAMIENTO

El tratamiento dependerá del tipo de rinitis. En el caso de la alérgica, es muy importante, en primer lugar, intentar evitar la sustancia o los factores que desencadenan la respuesta inmunitaria, si bien esto no siempre resulta muy sencillo.

Puede recurrirse a diversos fármacos para el tratamiento sintomático de los diversos tipos de rinitis. Será el profesional sanitario quien priorice unos sobre otros, considerando también la intensidad o gravedad del cuadro –si es agudo o crónico- y las características del paciente. Según cada caso, puede prescribir aerosoles nasales con corticosteroides, que reducen la inflamación nasal, y/o antihistamínicos en forma de aerosol o en pastillas, y/o descongestionantes nasales, u otro tipo de fármacos en pautas y dosis ya establecidas para cada tipo de rinitis.

En algunas rinitis de causa alérgica cuyo agente causal se haya identificado puede estar indicada la inmunoterapia. De esta forma, el organismo puede ir tolerando progresivamente las sustancias que le provocan los síntomas, con el objetivo de que, a largo plazo, se minimicen o desaparezcan. Para lograrlo, pueden precisarse meses o años de tratamiento.

Por último, es muy importante recalcar que los antibióticos no son eficaces para tratar ni la rinitis alérgica ni la vírica.

CÓMO ALIVIAR LA RINITIS

       1. Si eres alérgico, intenta evitar las sustancias desencadenantes. 
Por ejemplo, cuando los niveles de polen estén muy elevados, intenta salir lo menos posible y mantén las ventanas cerradas. Si, en cambio, eres alérgico al polvo, asegúrate de mantener bien ventilada la habitación y retirar el polvo de las superficies con un paño húmedo, pasar el aspirador a menudo, evitar tener alfombras, peluches, lavar la ropa de cama a alta temperatura de forma frecuente, etc.

       2. Realiza lavados de las fosas nasales diariamente. 
Puede ayudarte a eliminar las sustancias que irritan tu nariz. Para ello, irrígala usando un envase como una pera de goma o un aerosol de agua salada. También puedes inhalar el vapor de una ducha caliente para ayudar a aflojar la mucosidad de la nariz y eliminar la congestión nasal.

       3. Suénate la nariz. 
Hazlo con regularidad para expulsar la mucosidad o los posibles irritantes, pero siempre con cuidado, suavemente y de forma alternativa cada fosa nasal, para evitar que se dañen el oído medio o las cavidades sinusales.

       4. Bebe líquido en abundancia. 
Ello te ayudará a diluir la mucosidad nasal. Además, de agua, puedes tomar zumos, caldos e infusiones, pero evita las bebidas con cafeína.

       5. Humidifica el ambiente. 
Si en tu casa o en tu trabajo, el aire es demasiado seco, instala un humificador. Límpialo con regularidad, siguiendo las instrucciones del fabricante. También el vapor de agua inhalado de una ducha caliente puede contribuir a aflojar la mucosidad de la nariz

       6. No te automediques. 
Consulta con tu médico en caso de que los síntomas no desaparezcan y no uses por tu cuenta descongestionantes o aerosoles nasales, antihistamínicos u otros productos para aliviar los síntomas.

 

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