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viernes, 23 de diciembre de 2022

 

FIBRILACIÓN AURICULAR

La fibrilación auricular paroxística es la arritmia cardiaca sostenida más frecuente. Su aumento está asociado al envejecimiento de la población.

Se trata de una alteración de la conductividad normal del corazón (denominada ritmo sinusal), cuando las aurículas no se contraen adecuadamente y los ventrículos lo hacen de manera irregular y excesivamente rápida, impidiendo el normal funcionamiento del corazón.


SÍNTOMAS

Los pacientes suelen presentar palpitaciones, sensación de ahogo, dolor en el pecho, fatiga, mareos, etc. En general, la fibrilación auricular incapacita para realizar las tareas sencillas de la vida cotidiana.

A lo largo de la evolución de la enfermedad, el paciente puede experimentar períodos sintomáticos y asintomáticos, ya que, con el tiempo, las palpitaciones pueden incluso desaparecer. Esto es importante porque se puede estar en peligro sin sentir ninguna molestia.

En ocasiones, se descubre que un paciente presenta fibrilación auricular porque súbitamente sufre una isquemia cerebral (transitoria o permanente), cuyas manifestaciones clínicas (dificultad para movilizar la mitad del cuerpo o para hablar o ambas) podrían desaparecer en 24 horas o quedarse permanentes (o incluso producir la muerte). Los síntomas más habituales son:

  • Palpitaciones.
  • Sensación de ahogo.
  • Dolor en el pecho.
  • Fatiga.
  • Mareos.

CAUSAS

 Puede presentarse tanto en corazones con patología previa como en corazones sanos.

La fibrilación auricular puede aparecer en corazones que presentan patología cardiaca (enfermedad de la válvula mitral, enfermedad coronaria, pericarditis, cardiopatías congénitas), asociada a otras enfermedades (hipertensión arterial, cáncer de pulmón, etc.) o, incluso, cuando existe una ingesta excesiva de alcohol.

Pero también puede aparecer en personas aparentemente saludables que, en principio, no presentan ninguna patología cardiaca .   




·        La fibrilación auricular (FA) es la arritmia mantenida más frecuente en nuestros días (con una prevalencia estimada en la población adulta de entre 0,4 y 2%), condicionado un importante aumento de la mortalidad debido a problemas cardiovasculares.

Normalmente se asocia a enfermedad de la válvula mitral (pero también puede aparecer de manera aislada o asociada a otras enfermedades). Se caracteriza por la descoordinación del ritmo de contracción de la aurícula.

Puede provocar trombos y embolias y complicaciones cardiovasculares importantes como los accidentes cerebrovasculares. 

DIAGNÓSTICO

El pulso del paciente y un electrocardiograma muestran si existe fibrilación auricular.

El pulso del paciente con fibrilación auricular, que es irregular, se puede realizar mediante palpación de la arterial radial en la muñeca.

El diagnóstico se confirma mediante un electrocardiograma (ECG), que es un registro gráfico de la actividad eléctrica del corazón. 

Una vez confirmado el diagnóstico, el ecocardiograma permitirá evaluar las causas de la arritmia y excluir la presencia de coágulos en las cavidades cardiacas.

TRATAMIENTO

FARMACOLÓGICO: El tratamiento farmacológico es la primera elección terapéutica para la fibrilación auricular, mediante el uso de antiarrítmicos, en lo que se denomina la cardioversión farmacológica.

Aunque son efectivos en un alto porcentaje, pueden llegar a no serlo en pacientes con arritmia persistente. A veces, producen efectos secundarios que impiden su uso como tratamiento crónico.

El control de la frecuencia cardiaca se logra con fármacos betabloqueantes, antagonistas de los canales de calcio, y la digoxina.

A pesar de su eficacia, no consiguen restaurar por sí mismos el ritmo sinusal, ni reducir significativamente el riesgo de accidentes embólicos, por lo que son necesarios los anticoagulantes orales, con el fin de que la sangre tenga menos facilidad para coagular y no puedan producirse coágulos en la aurícula.

Los anticoagulantes precisan controles periódicos, ya que un nivel inferior puede provocar la formación de coágulos y un nivel excesivo, hemorragias internas espontáneas.

ABLACIÓN MEDIANTE RADIOFRECUENCIA: Algunos tipos de arritmias, como las taquicardias paroxísticas o el flutter auricular se solucionan definitivamente con la ablación mediante radiofrecuencia. Este procedimiento supone un gran avance en el tratamiento de las arritmias, ya que soluciona más del 90% de los casos. Solo en menos del 5% de los pacientes reaparecen.

Tras un estudio electrofisiológico, introduciendo un electrocatéter en las cavidades cardíacas, se destruye el foco de tejido miocárdico causante de la arritmia. Es un procedimiento muy seguro, relativamente sencillo y rápido.

CRIOABLACIÓN: El mayor beneficio de esta técnica radica en que el tratamiento se realiza por congelación, en un solo impacto de energía, y de una manera más rápida y eficaz. La aplicación del frío se consigue introduciendo, por medio de un catéter, un balón lleno de óxido nitroso (compuesto químico empleado como fuente de frío) que llega hasta la intersección de las venas pulmonares con la aurícula izquierda para así aislar e impedir la propagación del impulso eléctrico anómalo

 

MARCAPASOS: Los marcapasos son pequeños aparatos electrónicos capaces de analizar el ritmo del corazón y tratar las arritmias mediante estímulos eléctricos. Su función es suplir las funciones del sistema de excitación y conducción cardiaco. Se implantan, generalmente, bajo anestesia local durante casi todo el procedimiento.

La recuperación de la intervención es rápida y permite el alta hospitalaria en dos o tres días. Cuando se agotan las baterías, aproximadamente cada seis años, es necesario sustituir el marcapasos.

 

DESFIBRILADOR AUTOMÁTICO IMPLANTABLE: En algunos pacientes con arritmias graves, potencialmente letales, es necesario implantar un desfibrilador automático implantable, que restaura el ritmo cardiaco normal aplicando automáticamente descargas eléctricas.

El desfibrilador controla el ritmo cardíaco permanentemente. Cuando detecta una arritmia, emplea diferentes tratamientos mediante impulsos eléctricos para suprimirla.

Según la gravedad de la arritmia el desfibrilador aplica de manera automática tratamientos más suaves (estimulación antitaquicardia) o más radicales (cardioversión mediante choque eléctrico), que, ocasionalmente, pueden percibirse por el portador. A veces el desfibrilador se asocia a la terapia de resincronización cardiaca, mejorando así la insuficiencia que en ocasiones también padece el paciente.

CIRUGIA: La cirugía de la fibrilación auricular surgió hace casi veinte años para restaurar el ritmo sinusal en pacientes sometidos a cirugía con alguna patología cardiaca (enfermedad de la válvula mitral, enfermedad coronaria, etc.).

 

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