AFRONTAMIENTO SALUDABLE DE LA MENOPAUSIA
Todo el mundo conoce el término menopausia, pero ¿sabemos bien
lo que supone en la vida de las mujeres? Y, sobre todo, ¿sabemos cómo aceptarla
de una manera saludable?
Para comenzar, la menopausia está descrita por la OMS como: “cese permanente de la menstruación,
determinado de manera retrospectiva, después de 12 meses consecutivos de
amenorrea, sin causas patológicas”. A nivel fisiológico se trata del cese de la
función ovárica de manera paulatina en la que se produce una deficiencia de estrógenos
y progestágenos (que son las hormonas sexuales femeninas), todo ello ligado a
una serie de sintomatología. La edad común de inicio está entre los 45 y los 55
años.
Algunos de los síntomas principales
son los siguientes:
- Sofocos o
escalofríos
- Sequedad vaginal
- Problemas de
sueño
- Cambios en el
estado de ánimo
- Aumento de peso
- Afinamiento del
cabello
- Pérdida de elasticidad y luminosidad de la piel
Esto no quiere decir que todas las
mujeres que estén pasando por esta etapa vayan a sufrir todos estos síntomas. Y
como en cualquier otro cambio físico de nuestro cuerpo, está en nuestra mano
mejorar todos ellos.
En cuanto al manejo fisiológico hay numerosas recomendaciones:
Se recomienda realizar ejercicio físico moderado, como caminar media hora al día o realizar algún ejercicio aeróbico para así poder controlar el aumento de peso y obtener beneficios cardiovasculares. El yoga, pilates o la natación son grandes deportes. Además de ofrecer mejoras físicas también puede permitir conocer a mujeres que están en su misma situación.
Cuidar del suelo pélvico es muy importante para así prevenir la incontinencia urinaria y el prolapso genital que tan común son en esta etapa. Los ejercicios de Kegel son un gran aliado para solventar estos problemas. Consiste en lo siguiente: sentada o tumbada sobre una superficie plana, contraiga los músculos del suelo pélvico durante 3 segundos (puede introducir un dedo en la vagina e intentar contener la orina, si nota presión sobre su dedo, está haciéndolo de manera correcta), tras esto relaje los músculos. Repita esta acción entre 10 o 15 veces.
No olvidar el control de la alimentación. Aumenta el consumo de alimentos ricos en fitoestrógenos (frutos secos, legumbres, semillas), fibra (frutas crucíferas, semillas) y seguir una dieta mediterránea rica en calcio y vitamina D, permitirá el control del peso y traerá grandes beneficios óseos. Los alimentos que contienen gran cantidad de isoflavonas (soja, trébol rojo) y omega 3 (salmón, atún, sardinas) ayudan a controlar los sofocos.
Combatir la atrofia vaginal por medio de hidratantes, lubricantes u otro tipo de técnicas más invasivas que han de ser consultadas con su profesional médico. Es importante hablar de manera sincera sobre estas afectaciones para así no dar voz a los mitos e información errónea al respecto.
A nivel más superficial, cuidar la piel y el pelo con cremas hidratantes adecuadas a cada tipo de piel y serums o aceites capilares, harán que no aparezca tanto rechazo a esta etapa ya que es una forma de mimarse a una misma y de sentirse mejor.
Para los problemas a la hora de conciliar el sueño ha de seguir una rutina nocturna adecuada, no consumir alimentos estimulantes a la hora de descansar, mantenerse alejado de los dispositivos electrónicos en el dormitorio, no consumir alimentos de difícil digestión en la cena; son algunas de las recomendaciones.
Por último, se debe consultar con el especialista todas aquellas dudas que surjan o problemas derivados que no se pueden solventar por una misma.
Pero también debemos tener en
cuenta el factor psicológico. Es una etapa de cambios a la que las mujeres
tienen miedo, por ello es importante ser capaz de ver la parte positiva y tener
respeto y paciencia para adaptarse a la nueva etapa en la que se está entrando.
Por ello es importante que apoyarse tanto en tus personas de confianza como en
los profesionales de la salud y manifiestar los sentimientos, percepciones y
miedos.
Es una etapa en la que la mujer
puede vivir con menos tensión, pues ya no tendrá el riesgo o temor del
embarazo, no requerirá métodos anticonceptivos, puede despreocuparse ya de la
planificación familiar, cesan las molestias menstruales, ha disminuido la atención
a los hijos, que se valen por sí solos, puede compartir con los nietos y
mostrarse como una adulta mayor, dispuesta a disfrutar de su vida familiar,
laboral y social a plenitud.
La menopausia no es el final, sino
el comienzo de una etapa que ocupa casi la tercera parte de la vida femenina. Tan
solo se deben estudiar y recomendar de manera individual aquellas medidas adecuadas
a cada mujer que hagan que en este periodo obtengan la plenitud de sus posibilidades
físicas, psíquicas y sociales. Incluir la perspectiva sociocultural en el
cuidado de las mujeres durante la menopausia, es clave para alcanzar una buena
salud integral.
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