¿Qué es el Burnout o Síndrome del Cuidador?
Ante el cambio de la situación de salud
de un miembro de la familia y la disminución de su autonomía personal,
habitualmente acostumbra a surgir de forma espontánea algún familiar que se
hace cargo en mayor medida de la persona, al que denominamos “cuidador principal”, siendo éste el
que asume o sobre el que recae la atención y el cuidado de la persona enferma.
La vida de una persona cuidadora cambia
radicalmente a consecuencia de la demanda requerida. Esta
demanda/responsabilidad produce un gran cambio en su forma y calidad de vida.
El Burnout es un síndrome producido por el estrés
crónico continuado que se da en el día a día al enfrentarse a la
enfermedad de la persona cuidada y que implica tareas monótonas y repetitivas,
produciendo en el/la cuidador/a una sensación de falta de control, y pudiendo
agotar las reservas psicofísicas de la persona. Es más habitual en los cuidadores informales, es decir, en los/as
familiares cuidadores/as, ya que, entre otros factores influyentes, cuentan con
menos formación sobre cómo realizar los cuidados, sobre la enfermedad, etc.
¿Qué síntomas podemos encontrar?
·
Actitudes y sentimientos negativos hacia
la persona enferma a la que se cuida.
·
Desmotivación.
·
Frustración.
·
Depresión/bajo estado de ánimo.
·
Trastornos psicosomáticos como:
angustia, alergias, afecciones de piel, cefaleas, lumbalgias, trastornos
gástricos e intestinales…
·
Fatiga y agotamiento.
·
Irritabilidad y cambios de humor
frecuentes.
·
Despersonalización y deshumanización.
·
Comportamientos estereotipados e ineficiencia
a la hora resolver problemas.
·
Agobio continuado sintiendo que la
situación le desborda.
Afecta a diversas áreas, llegando a
influir en el estrés laboral, afectivo, inadecuación personal (cansancio,
dolores musculares, cefaleas, ansiedad), e incluso vacío personal una
vez se deja de cuidar a la persona, ya sea porque se ingresa en una residencia
o por su fallecimiento. Este vacío puede llegar a durar hasta algunos años
después de que se finalice el cuidado.
El/la cuidador/a percibe que sus
actividades de cuidado perturban su salud psicofísica, su situación
económica (costes del cuidado como adaptación de la vivienda, pérdida de
ingresos al dejar el trabajo…) y social.
De este cuidado pueden derivarse
además conflictos familiares como reproches por no ayudar al/la
cuidador/a principal, porque la cuidadora pase más tiempo con la persona que
necesita cuidados que con el resto de la familia, etc.
Para prevenir el Burnout o
síndrome del cuidador o superarlo, los/as cuidadores/as deben recordar que
son parte esencial del cuidado, y, por eso mismo, deben atender sus propias
necesidades. Cuidándose a sí mismo/a cuidan mejor a su familiar. Un cuidador
descansado, con apoyo emocional, ocio, satisfecho… tendrá más energía y
utilizará mejor sus recursos físicos y psicológicos para cuidar mejor a la
persona dependiente.
¿Qué pautas puede seguir el cuidador?
AUTOCUIDARSE
– Pedir
ayuda, recurrir a asociaciones donde contemos con el apoyo de
profesionales y de otras personas que estén pasando por la misma situación que
nosotros (participar en grupos de ayuda mutua).
–
Seguir una dieta equilibrada.
– Hacer
ejercicio, ya sea sólo/a, con amigos/as o incluso con la persona cuidada.
–
Ser asertivos/as. Saber decir
“no” y aprender a dejar de ceder ante la persona cuidada.
– Dar
autonomía a la persona cuidada, que haga todo lo que pueda hacer por sí
misma.
– Descansar. Tomarse unas horas diarias
para sí mismo/a. Se puede recurrir a los respiros familiares, en los que
los cuidadores dejan de serlo durante unos días para ocuparse de ellos/as mismos/as,
ya sea para quedarse en casa o para hacer un viaje con amigos/as u otros/as
cuidadores/as y es otra persona la que cuida a la persona enferma.
No
hay que olvidar que el cuidado no tiene por qué generar sentimientos
negativos; una persona puede sentir satisfacción en su tarea de cuidar a
otra persona, conseguir una mayor conexión y complicidad con esa persona,
reconocimiento de su labor, etc.
En conclusión, el cuidado de sí
mismo/a requiere el mismo esfuerzo que el cuidado de una persona dependiente.
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