Mantener las heridas quirúrgicas en perfecto estado es clave para una cicatrización correcta, para reducir complicaciones y para lograr un menor impacto estético a largo plazo. Estas recomendaciones estándar le ayudarán a conseguirlo:
- Lávese muy bien sus manos con agua y jabón antes y después de curar la herida. Tras la ducha seque la herida con una toalla de algodón suave aplicando pequeños toques sin realizar arrastre violento sobre ellas.
- Retire el esparadrapo o apósito que la cubre, evite tirar fuerte si está adherido, humedézcalo con agua y jabón durante su baño o con suero fisiológico y retírelo en la misma dirección de la cicatriz, sujetando ligeramente la piel con la otra mano.
- Observe las características de su herida. Limpie con suero fisiológico con movimientos suaves y sin frotar. Seque, aplique antiséptico (clorhexidina preferiblemente) y deje descubierta o cúbrala con apósitos o gasas estériles según la indicación de su cirujano.
- Evite el uso de apósitos excesivamente oclusivos y deje las heridas al aire el mayor tiempo posible. En zonas de roce, contacto con la ropa, de presión con asientos, con la cama etc… proteja la herida con apósitos ligeros. Cambie los apósitos siempre que detecte que estos están húmedos.
- En determinados tipos de cirugía, debido su peculiaridad o complejidad (injertos, cirugía plástica, heridas en mucosas) recibirá instrucciones específicas de su médico o enfermera, para su cuidado.
- Aplique protección solar con efecto pantalla total durante los primeros meses siempre que vaya a estar expuesta al sol, incluso si lleva algún tipo de prenda ligera que pueda permitir el paso de los rayos UV.
- Lleve una alimentación saludable, rica en frutas y verduras, con aporte de proteínas adecuado. Tome los medicamentos según indicación médica. En caso de dolor tome los analgésicos prescritos por su médico.
Consulte con su médico ante la aparición de:
- Separación de los bordes de la herida o pérdida de la sutura.
- Hemorragia activa que no cede con presión moderada de la zona.
- Inflamación excesiva.
- Fiebre mayor de 38 grados centígrados
- Signos de infección como:
- aumento del calor, dolor excesivo, aumento de la dureza en la zona, secreción purulenta, fiebre.
- Problemas de circulación:
- Coloración blanquecina - violácea, frialdad, perdida de sensibilidad excesiva
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