El cigarrillo electrónico es un sistema electrónico inhalador diseñado en su origen para simular el consumo de tabaco sin quemarlo directamente, diferenciándose del cigarrillo tradicional.
¿Qué son y cómo funcionan?
Los cigarrillos electrónicos son dispositivos electrónicos diseñados para administrar nicotina en forma de aerosol inhalable. Estos dispositivos se presentan en diversas formas, como cigarrillos, cigarros, pipas y bolígrafos. Funcionan calentando un líquido (e-líquido) para producir un aerosol, comúnmente llamado «vapor», que contiene nicotina y otras sustancias nocivas. Aunque no contienen tabaco en su forma convencional, se consideran productos de tabaco debido a la presencia de nicotina.
¿Son seguros?
El uso de estos dispositivos, conocido como “vaping” o vapeo, puede exponer a los usuarios a sustancias químicas peligrosas como compuestos orgánicos volátiles, formaldehído y productos químicos saborizantes, algunos de los cuales están relacionados con enfermedades pulmonares graves.
Además, los cigarrillos electrónicos pueden ser perjudiciales para los jóvenes, ya que la nicotina puede interferir en el desarrollo cerebral y llevar al uso posterior de productos de tabaco convencionales.
Aunque se ha sugerido que el vapeo podría ser menos perjudicial que fumar cigarrillos tradicionales, aún hay incertidumbre sobre sus efectos a largo plazo en la salud. Los dispositivos de vapeo también han sido objeto de preocupación debido a incidentes de explosiones y lesiones asociadas.
Podemos destacar 2 aspectos importantes en lo que concierne a la seguridad de los cigarrillos electrónicos. En primer lugar, en cuanto a la cantidad de nicotina que es liberada en cada inhalación: un reciente estudio de la Agencia de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administración [FDA]) de EE. UU. ha revelado que la cantidad de nicotina viene determinada por la carga de los cartuchos que se utilicen, o la concentración del líquido con que sean recargados Es decir, hay cigarrillos electrónicos que, según el fabricante, no contienen nicotina, pero en los que se ha detectado su presencia. Si las cantidades de nicotina son demasiado bajas no ayudarán a dejar de fumar y si son demasiado altas serán tóxicas.
En segundo lugar, los cigarrillos electrónicos pueden contener otras sustancias perjudiciales para la salud: aunque la nicotina no es un carcinógeno directo, sabemos que inhibe la apoptosis (regeneración) celular y estimula la proliferación celular. Por consiguiente, es un cocarcinógeno que aumenta el riesgo de cáncer orofaríngeo y de páncreas. Además de las sustancias citadas, pueden contener otras perjudiciales para la salud, no declaradas por el fabricante: algunas marcas liberaban cantidades detectables de N-nitrosaminas y metales pesados cancerígenos que también se encuentran en el humo de los cigarrillos. Otros productos hallados en las investigaciones han sido la anabasina, miosmina, y b-nicotirina. A pesar de que estos productos puedan estar presentes en cantidades ínfimas, son cancerígenos y peligrosos para la especie humana si se usan durante años.
¿Se recomiendan para dejar de fumar?
Aunque algunos fumadores pueden usar los cigarrillos electrónicos como una forma de dejar de fumar, no han sido aprobados con ese fin y se ha enfatizado que todos los productos del tabaco, incluidos los cigarrillos electrónicos, plantean riesgos para la salud.
El cigarrillo electrónico puede reinstaurar el hábito de fumar en los exfumadores y puede ser una nueva puerta de entrada al consumo de tabaco por parte de los jóvenes. Por ejemplo, diversas marcas contienen saborizantes atractivos para los jóvenes como chocolate, café o menta
¿Cuáles son los riesgos más importantes?
Como hemos comentado anteriormente hay varios riesgos:
-Adicción a la nicotina: el vapeo suministra nicotina de manera similar a los cigarrillos convencionales, lo que puede llevar a la adicción.
-Exposición a toxinas: además de la nicotina, el vapeo expone a los usuarios a diversas toxinas y productos químicos dañinos.
-Daño pulmonar y cardiovascular: el vapeo se ha asociado con un mayor riesgo de cicatrización pulmonar, daño a los órganos, deterioro cerebral, adicción e incluso cáncer. Los efectos son especialmente preocupantes en los jóvenes, cuyos órganos están en desarrollo.
Recomendaciones de Salud pública
Desde los organismos de Salud (como la FDA en Estados Unidos y SEPAR en España) se han emitido alertas sobre los riesgos del vapeo y la enfermedad pulmonar relacionada con el vapeo.
La SEPAR (Sociedad Española de Pulmón y Cirugía Torácica) advierte que los cigarrillos electrónicos y otros dispositivos de vapeo no son una estrategia efectiva para reducir los daños del tabaco. En lugar de ello, pueden mantener a los fumadores enganchados al tabaco y aumentar el riesgo de iniciar el hábito en no fumadores, especialmente adolescentes. Consideran que, además de adictivos, son nocivos como el tabaco.
La eficacia de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar no ha sido demostrada científicamente. El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que no hay evidencia científica consistente para apoyar el uso terapéutico de estos productos. Básicamente, la OMS comenta que se desconoce si el mecanismo mediante el cual se lleva a cabo la inhalación pulmonar de nicotina a través de el cigarrillo electrónico puede ayudar a vencer la adicción o, por el contrario, puede ayudar a mantenerla o iniciarla entre los menores. Por otra parte, la OMS ha prohibido expresamente a los fabricantes que anuncien este producto como una forma de tratamiento del tabaquismo. Por su parte, la FDA americana no considera estos productos válidos para ayudar a dejar de fumar. Varios investigadores han señalado que las noticias de que estos cigarrillos reducen el riesgo, como informan algunas marcas, pueden tener el efecto adverso de impedir el cese definitivo del consumo de tabaco o animar a los más jóvenes y a los exfumadores a probarlos al verse atraídos por los sabores y la falsa imagen de seguridad.
Por otro lado, es evidente que el cigarrillo electrónico retiene al fumador en la dependencia gestual del cigarrillo. En EE. UU. un estudio reveló que un 25% de las personas fumadoras que pensaban dejar de fumar creían que estos productos tienen menos riesgo que los cigarrillos convencionales y estaban reconsiderando su decisión de abandonar completamente la nicotina.
Por tanto, todas estas consideraciones nos hacen desaconsejar de forma taxativa la utilización del uso de los cigarrillos electrónicos tanto como sustitutivo de los cigarrillos convencionales así como método para dejar de fumar, ya que no está demostrada su efectividad y seguridad en el tratamiento de los fumadores y no es recomendable aconsejar su uso de forma general para dejar de fumar.
En caso de ser fumador de tabaco y querer dejar de fumar, existen otras opciones, por lo cual es esencial ponerse en contacto con su médico de atención primaria para hacer frente al proceso de deshabituación del tabaco.
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