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martes, 14 de junio de 2022

IMPORTANCIA DE LA HIDRATACIÓN EN LAS PERSONAS MAYORES

 IMPORTANCIA DE LA HIDRATACIÓN EN LAS PERSONAS MAYORES

El agua es importante para la vida, constituye la mayor parte del cuerpo humano y contribuye a la realización de muchas de las funciones fisiológicas de nuestro organismo.





El cuerpo está constituido por más de un 65 % por agua, aunque en la vejez este porcentaje se reduce a niveles entre un 45% y 55%, lo cual pone en riesgo la salud de las personas mayores, pues aumenta su vulnerabilidad de padecer deshidratación.





Síntomas de deshidratación:


Los síntomas que alertan sobre esta condición, de menor a mayor son:

 

  • Sequedad de boca
  • Sequedad en la piel y las mucosas
  • Aumento de latidos del corazón
  • Descenso de la presión arterial
  • Menor cantidad de orina
  • Orina oscura
  • Somnolencia
  • Mareo o confusión
  • Síncopes, los cuales consisten en pérdida momentánea de conocimiento, acompañada de una paralización repentina de los movimientos del corazón y la respiración

 

Consideraciones especiales para los ancianos 

 

  • Solemos beber en repuesta a la sed, pero al llegar a los 60 años de edad, si solo se bebe cuando se tiene sed, es posible que no se obtenga la cantidad de agua necesaria.
  • En general la capacidad de concentración renal se reduce con la edad, lo que provoca una mayor pérdida de agua a través de la orina.
  • La disminución del apetito y la mala selección de los alimentos pueden causar una reducción de la ingesta de líquidos procedentes de los alimentos.
  • Algunos adultos ancianos pueden sufrir de mala memoria, inmovilidad, o enfermedades que pueden afectar a la ingesta de líquidos. Además, ciertos medicamentos también pueden bloquear el mecanismo de la sed.
  • La deshidratación puede causar problemas graves en ancianos. Los ancianos corren un mayor riesgo de sufrir deshidratación y sus consecuencias potencialmente mortales: Las personas de entre 85 y 99 años de edad tienen una probabilidad seis veces mayor de ser hospitalizadas por deshidratación que las personas de entre 65 y 69 años.
  • La deshidratación crónica constituye un problema grave y se asocia a un mayor riesgo de caídas, infecciones del tracto urinario, enfermedades dentales, trastornos broncopulmonares, cálculos renales, estreñimiento y deterioro de la función cognitiva.

 

Consejos de hidratación para personas mayores.

 

Como lo mencionamos anteriormente, al envejecer el volumen de agua en el cuerpo disminuye, lo que propicia mayores posibilidades de deshidratación. Además, se pueden presentar circunstancias que favorecen a la falta de agua y electrolitos en el organismo, como son la disminución de la percepción de la sed, la incontinencia urinaria, funciones renales y digestivas anormales, uso de laxantes y diuréticos, etc.

Es por eso que las personas mayores deben consumir agua en cantidad suficiente, ya que la deshidratación se asocia con una serie de trastornos conocidos como desequilibrios electrolíticos, que pueden ocasionar problemas del corazón, alteraciones neurológicas, mal funcionamiento de todo el organismo, deterioro cognitivo, confusión aguda, caídas, estreñimiento e incluso la muerte.

Las necesidades básicas de consumo de agua, en las personas mayores se calculan entre 2.5 l a 2.75 l al día, esto es, de 8 a 10 vasos de agua diarios. Para cumplir con esto se recomienda ingerir agua pura, aunque también se pueden consumir, agua de frutas, jugos naturales, leche o caldos. Las bebidas alcohólicas no son recomendables pues no evitan la deshidratación e incluso pueden acelerarla.

 

Consejos para una buena hidratación en personas mayores:

Recomendaciones y cuidados especiales

  • Estar bien hidratado es esencial en cualquier momento de la vida y en cualquier momento del año (NO SOLO EN VERANO).
  • Se recomienda una ingesta gradual de agua, incluso sin tener sed, y repartida a lo largo del día, preferiblemente por las mañanas o primera hora de la tarde para evitar interrupciones del sueño nocturno.

  • Beber 1-2 vasos de agua por la mañana en ayunas, en 10-15 minutos, favorece el movimiento intestinal y previene el estreñimiento.

  • Es preferible beber a menudo que ingerir mucha cantidad de vez. La temperatura ideal del líquido se recomienda que sea entre 11 º y 14 º C.

  • El hecho de variar los sabores favorece el mayor consumo de líquidos

  • Aprovechar las horas de las comidas para ingerir entre un vaso y un vaso y medio de agua en cada una de ellas, y otro vaso de agua en el tentempié de media mañana y de cena. Se recomienda la ingesta de entre 6 y 8 vasos de agua al día, unos 2,5 litros (salvo causas médicas que requieran una restricción especial), y en determinadas circunstancias puede necesitarse una cantidad superior (fiebre, estrés, ejercicio físico, vómitos y diarrea, infecciones, calor ambiental, …).

  • Preparar comidas caldosas, gazpachos, sopas, salsas jugosas, …

  • Tomar líquido de la forma más apetecible, preferentemente agua, pero también a través de infusiones, zumos de frutas y vegetales, caldos, refrescos, leche, etc. (las bebidas alcohólicas deben evitarse).

  • No descuidar la ingesta de verduras, frutas y hortalizas, de forma fácilmente digerible: sopas, purés ligeros, macedonias, …

  • Vigilar la ingesta innecesaria de fármacos.

  • Concienciar a familiares y personas allegadas, incluidos sanitarios que están en contacto con las personas mayores para reconocer situaciones de riesgo, detectar los primeros síntomas de una posible deshidratación y poner los medios a tiempo para revertirla de forma adecuada.

  • Refrescar el ambiente y a la persona en situaciones de calor ambiental y aumentar la ingesta de líquidos.

  • Proteger de la exposición al sol y al calor, evitando en lo posible la realización de actividad física en las horas de mayor impacto (¡¡ cuidado con los golpes de calor e insolación de cara al verano ¡¡)

  • En caso de vómitos y/o diarrea aumentar la ingesta de líquidos unos 600 ml/día más

  • En personas con diabetes, deben contabilizarse los hidratos de carbono que puedan contener determinadas bebidas líquidas o semilíquidas, debiéndose evitar los refrescos azucarados, zumos, etc. salvo hipoglucemias, anorexia, etc. donde deben utilizarse de forma correcta y con el asesoramiento de su médico.


 





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