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martes, 21 de junio de 2022

 

QUÉ ES LA  ANEMIA

La anemia se define como una disminución en el número de glóbulos rojos (o hematíes) en la sangre o en los niveles de hemoglobina respecto a los valores normales.

La principal función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno en la sangre y su liberación en los distintos tejidos. El oxígeno se transporta en el interior del hematíe unido a la hemoglobina.

La anemia puede ser la manifestación de una enfermedad hematológica o una manifestación secundaria a muchas otras enfermedades.

Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de larga duración e incluso potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan.

La anemia puede instaurarse de forma aguda o crónica y los síntomas son distintos en función, precisamente, de la rapidez con que aparezca.

La anemia ligera comienza a manifestarse como una disminución de la resistencia al ejercicio físico, que se acompaña de taquicardia y dificultad respiratoria. Si la anemia se hace más intensa, estos síntomas se acentúan y aparecen con mínimos esfuerzos o incluso en reposo, asociándose a cansancio extremo.

El enfermo puede estar pálido, con una baja coloración de la piel y de las mucosas. Puede aparecer dolor de cabeza y, en pacientes con enfermedad cardiovascular, es posible que se desencadene una angina de pecho.

Sin embargo, en anemias que se desarrollan a lo largo de un periodo de tiempo muy largo, el organismo adapta sus sistemas a esa anemia y el enfermo puede tener muy pocos o casi ningún síntoma, especialmente si no realiza habitualmente ejercicio físico.


 SÍNTOMAS

 Los síntomas más habituales de la anemia son:

       Cansancio

       Palidez cutánea

       Taquicardia

       Dificultad respiratoria

       Fragilidad del cabello y/o uñas

Cuando la anemia se instaura de forma muy brusca, como en las hemorragias agudas, los síntomas dependen sobre todo de la pérdida de volumen sanguíneo en el interior de los vasos y pueden desarrollarse distintos grados de colapso vascular, palidez, sudoración, taquicardia e hipotensión arterial, pudiendo llegar a peligrar la vida del enfermo (shock hipovolémico).


TIPOS DE ANEMIA SEGÚN SU CAUSA

       ANEMIA FERROPÉNICA: Se produce por déficit de hierro en el organismo. Este se puede provocar por:

       Alimentación baja en hierro.

       Menstruación abundante, frecuente y prolongada.

       Úlceras.

       Cáncer de esófago, estómago o intestino delgado, entre otros.

       Sangrado intraintestinal por uso excesivo de ciertos medicamentos.

       ANEMIA POR INFLAMACIÓN O POR ENFERMEDADES CRÓNICAS: provocada por enfermedades como:

       Artritis reumatoide

       Enfermedad renal

       Cáncer.

       VIH/Sida

       Enfermedad de Crohn.

       ANEMIA POR ENFERMEDADES DE LA MÉDULA ÓSEA: Puede ser causada por enfermedades que afectan a la producción de sangre en la médula ósea, como leucemia y mielofibrosis.

       ANEMIA POR DÉFICIT DE VITAMINA B12:

       Dietas veganas estrictas.

       Alimentación deficiente en bebés.

       Desnutrición en el embarazo.

       Enfermedad de Crohn.

       Celiaquía.

       Consumo excesivo de alcohol.

       Cirugías bariátricas.

       Consumo elevado y prolongado de algunos medicamentos para la acidez gástrica.

       Anemia perniciosa.

       ANEMIA APLÁSICA:

       Causada por algunas infecciones.

       Uso de ciertos medicamentos.

       Enfermedades autoinmunes.

       Exposición a ciertas sustancias químicas.

       Quimioterapia y radioterapia. 

COMPLICACIONES

Cuando el grado de anemia es severo, los glóbulos rojos y la hemoglobina no serán suficientes para transportar el oxígeno necesario al resto del cuerpo. Si los órganos del cuerpo no tienen suficiente oxígeno se pueden infartar.

En las mujeres embarazadas, sus bebés pueden nacer pequeños y de bajo peso.

Cuando la anemia se debe a un sangrado importante, la pérdida de sangre, si no se detiene a tiempo, puede llevar a la muerte.

El diagnóstico inicial es aparentemente sencillo, ya que en un análisis rutinario o por otros motivos se detecta una disminución de los niveles de hemoglobina o del número de glóbulos rojos.

Sin embargo, los análisis no sólo permiten el diagnóstico de anemia, sino que, a través del examen de una serie de características de esos hematíes, tales como su tamaño o la concentración de hemoglobina que contienen, se pueden conocer muchos datos que permiten iniciar el proceso diagnóstico del tipo de anemia de que se trate.

El estudio completo, una vez detectada la anemia, requerirá ampliar el estudio analítico, examinar una extensión de sangre periférica y, en algunos casos, realizar un aspirado o una biopsia de la médula ósea.

TRATAMIENTO

Es imprescindible conocer bien el tipo de anemia para establecer el tratamiento más adecuado.

Puesto que la anemia puede ser producto de muchas y diversas enfermedades, es imprescindible llegar previamente a un diagnóstico antes de realizar ningún tratamiento.

Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un riesgo para la vida del enfermo será necesario un reemplazo urgente mediante transfusiones de concentrados de hematíes provenientes de donaciones.

En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento hasta no conocerse la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se tratan mediante el aporte de estos principios. Las anemias secundarias a enfermedades inflamatorias crónicas mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.

En los últimos años, la utilización de factores de crecimiento como la eritropoyetina permite tratar con gran eficacia muchas formas de anemia.


 

 

 

        

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