La celiaquía o enfermedad celíaca (EC) es un proceso crónico, multiorgánico y autoinmune, que lesiona primeramente el intestino y puede dañar cualquier órgano o tejido corporal. Afecta a personas que presentan una predisposición genética.
Está producida por una "intolerancia" permanente al gluten. Aunque no se trata de una simple intolerancia alimentaria ni mucho menos de una alergia, ni de un trastorno únicamente digestivo como tradicionalmente se consideraba.
Actualmente se sabe que es realmente una enfermedad sistémica, ya que la respuesta inmunitaria anormal causada por el gluten puede dar lugar a la producción de diferentes autoanticuerpos que pueden atacar a cualquier parte del organismo.
El gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de muchos cereales. Está en el trigo, la cebada, el centeno, el triticale, la espelta, en algunas variedades de avena, así como en cualquier híbrido de estos cereales o sus derivados. Pero no sólo los cereales. El gluten extraído de ellos mediante un proceso industrial se suele emplear como ingrediente para elaborar algunos productos alimenticios por su capacidad espesante.
La enfermedad celíaca, por tanto, es una autoinmunidad. Es decir, las defensas en lugar de dirigirse contra una forma peligrosa que ataca nuestro cuerpo se dirigen contra el propio organismo. Entonces lo que provoca el gluten en el celiaco es una reacción de autoinmunidad en la que ataca, en este caso, al intestino especialmente, aunque no sólo a este órgano.
Sintomatología de la Enfermedad Celiaca
Los síntomas más frecuentes son: pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal, pérdida de masa muscular, retraso del crecimiento, alteraciones del carácter (irritabilidad, apatía, introversión, tristeza), dolores abdominales, meteorismo, anemia por déficit de hierro resistentes a tratamiento. Sin embargo, tanto en el niño como en el adulto, los síntomas pueden ser atípicos o estar ausentes, dificultando el diagnóstico.
Diagnóstico de la Enfermedad Celiaca
Mediante un examen clínico cuidadoso y una analítica de sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celíaca se establece el diagnóstico de sospecha de la enfermedad. Para el diagnóstico de certeza de la enfermedad celíaca es imprescindible realizar una biopsia intestinal. Dicha biopsia consiste en la extracción de una muestra de tejido del intestino delgado superior para ver si está o no dañado. Para realizar esta prueba es necesario que no se haya retirado el gluten de la dieta.
Tratamiento
Ya, con la confirmación de la enfermedad, es el momento de iniciar el tratamiento que no es otro que eliminar completa y definitivamente el gluten de la dieta. Pero siempre con el diagnóstico definitivo, nunca antes.
Una cuestión importante es que para hacer bien una exclusión completa del gluten hay que consultar con un profesional sanitario (estomatólogo, nutricionista…), porque hacer una dieta mal hecha no controla la enfermedad y excluir descontroladamente esta proteína puede desequilibrar la dieta. Esto es esencial porque, en este momento, el único tratamiento de la enfermedad celíaca es la exclusión del gluten y, por tanto, hay que hacerlo bien, para evitar otros problemas de salud.
Consecuencias de excluir el gluten de la dieta sin ser celiaco
Hay personas que empiezan una dieta sin gluten por otros motivos: por gusto, por moda, creencia de que es más sano… Pero es el enfermo celiaco tiene que hacer la dieta sin gluten, la personas que no es celiaca, no.
Para una persona que no tiene una enfermedad relacionada con el gluten (la enfermedad celiaca, la alergia al gluten y la intolerancia no celiaca) no es recomendable excluir el gluten.
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