El COVID ha presentado diferentes variantes en los últimos años debido a múltiples mutaciones que se generan al azar cuándo se multiplica dentro de las células humanas. La OMS ha decidido denominar las variantes con letras griegas para evitar los estigmas de asociar un país a una cepa o enfermedad.

La primera variante detectada en el Reino Unido es ahora conocida como Alfa y la última y ya la más frecuente en nuestro país procedente de la India se llama Delta. En las primeras semanas de septiembre 2021 la variante Delta ha representado el 94,9% del virus circulante en España.

La variante Delta del COVID destaca por ser altamente contagiosa, prácticamente el doble respecto a las demás y por presentar resistencia a la vacuna. Esto hace que en muchos países se haya planteado administrar una tercera dosis de la vacuna.

Hasta la fecha los estudios publicados muestran que las actuales vacunas inducen respuestas de anticuerpos que mantienen su capacidad neutralizante frente a las nuevas variantes.

¿Cuál es el objetivo de una tercera dosis?

El objetivo de la tercera dosis es reforzar la protección de los ciudadanos cuyo debilitado sistema inmunitario no ha respondido lo suficiente a las dos primeras dosis. La vacuna estimula el sistema inmune para enfrentarse a la proteína S del virus.

La agencia americana del medicamento (FDA) ha avalado la tercera dosis de vacuna contra la COVID-19 para una parte de la población:

  • Mayores de 65 años.
  • Personas con sistema inmunitario debilitado que implique mayor riesgo de enfermar de gravedad en caso de contraer el virus p.ej. pacientes con cáncer, VIH…
  • Trabajadores de salud y otras personas con mayor exposición al nuevo coronavirus como los maestros.

¿Cuánto dura la inmunidad?

Las empresas farmacéuticas defienden y están interesadas en la aplicación de una tercera dosis de la vacuna. Argumentan que los niveles de anticuerpos en sangre descienden a partir de los seis a ocho meses de la segunda dosis.

Sin embargo, debemos conocer que existen diferentes tipos de inmunidad:

  • Inmunidad humoral, representada por los anticuerpos en sangre que desaparece con los meses.
  • Inmunidad celular, representada por las células del tipo linfocitos con memoria a largo plazo.

Éstas se activan cuándo llega el virus bloqueando su proliferación y acaban expulsándolo, limitando el contagio a una enfermedad leve.

Medir la inmunidad celular es complejo y de ahí la dificultad para decir sí o no a una tercera dosis. Aunque es cierto que pasados más de nueve meses muchas personas presentan un nivel bajo o inexistente de anticuerpos puede ser que conserven una efectiva respuesta celular que dura años. Las células T específicas se mantienen en activo mucho más tiempo que los anticuerpos y es ahí donde reside la memoria inmunológica.

En los últimos meses un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Canarias, liderado por la inmunóloga Yvelise Barrios, ha creado un nuevo test de inmunidad celular para la COVID-19. La prueba es similar al Prick, test usado para el estudio de alergias en el antebrazo o a la prueba de la tuberculina para el diagnóstico de la tuberculosis. Se inocula la proteína S del virus bajo la piel y si hay inmunidad celular aparece una rojez e inflamación en el lugar del pinchazo en los siguientes tres días. El test es seguro porque no inocula virus, puede usarse tanto en vacunados como en quienes han pasado la infección y de momento no ha dado falsos positivos.

Un resultado positivo nos inclinaría a descartar una tercera dosis al apreciar reacción defensiva del cuerpo.

¿Qué datos aporta Israel sobre la tercera dosis?

Israel ha sido el primer país en administrar la tercera dosis de vacuna y ya lleva vacunadas con dosis de refuerzo a tres millones de personas.

De momento, las personas vacunadas no han registrado efectos secundarios graves tras esta inyección y se han descrito reacciones más leves que con el segundo pinchazo contra el coronavirus destacando dolor en el punto de inyección, dolor de cabeza y cansancio o fatiga.

Sus resultados reflejan que la tercera dosis ha reducido en un mes las tasas de contagio y de infecciones graves entre los mayores de 60 años, bajando el riesgo de contagio de un 50 a un 5%, aunque faltan estudios a largo plazo.plazo.



¿Y si no se consigue la respuesta inmunitaria?

En las personas que no logran la respuesta inmunitaria deseada se está probando una terapia en investigación: anticuerpos monoclonales. Los anticuerpos monoclonales son proteínas artificiales que actúan como anticuerpos humanos en el sistema inmunitario que están demostrando reducir el riesgo de desarrollar COVID-19 sintomática.

Por un fin de la pandemia

El principal riesgo de contagiosidad por COVID sigue siendo la población sin vacunar, incluso en zonas con altas tasas de vacunación.

La vacunación contra la COVID-19 en los países más desarrollados está muy avanzada, pero por ejemplo en India e Irán se ha inmunizado completamente solo a un 11% de sus habitantes, en Bangladesh un 5%, en Senegal un 3% y en Argelia un 6%. En Kenia o Ghana apenas superan el 1% con la pauta completa.

El virus puede generar variantes más resistentes o letales en población sin vacunar. Por ello es importante priorizar la vacunación a nivel mundial frente la administración de una tercera dosis en población sana que ya ha recibido vacuna al faltar evidencia de la necesidad de una dosis de refuerzo.

“Aunque la tercera dosis pueda aportar alguna ventaja, los beneficios de inmunizar a los no vacunados son mucho mayores”, destaca un trabajo publicado por The Lancet, ya que “puede acelerar el fin de la pandemia, y evitará que evolucionen más variantes del coronavirus”.

Lo que debes saber…

  • El objetivo de la tercera dosis es reforzar la protección de los ciudadanos cuyo debilitado sistema inmunitario no ha respondido lo suficiente a las dos primeras dosis.
  • Aunque es cierto que pasados más de nueve meses muchas personas presentan un nivel bajo o inexistente de anticuerpos puede ser que conserven una efectiva respuesta celular que dura años
  • El virus puede generar variantes más resistentes o letales en población sin vacunar. Por ello es importante priorizar la vacunación a nivel mundial frente la administración de una tercera dosis en población sana que ya ha recibido vacuna al faltar evidencia de la necesidad de una dosis de refuerzo.

Pag de referencia : salud.mapfre.es