En primer lugar debemos conocer de qué se trata la cistitis, más comúnmente conocida como infección urinaria. Consiste en la inflamación de la vejiga que puede extenderse hasta los riñones. Se trata de un fenómeno muy frecuente en las mujeres y la prevalencia aumenta con la edad. Según estudios, 1 de cada 4 mujeres ha padecido cistitis en algún momento de su vida.
Las causas son un tema muy tratado en la población, por lo que está lleno de mitos. Por ello, es de gran importancia explicarlas para así poder prevenirlo desde las zonas causantes. Se suele producir porque las bacterias que se encuentran fuera del cuerpo ingresan en él por medio de la uretra, suele tratarse de una especie llamada Escherichia coli (E. Coli), aunque puede producirse por otro tipo de bacterias. También se puede producir por causas no infecciosas como son las siguientes:
- Uso prolongado del sondaje vesical.
- Cercanía fisiológica de la vagina con la uretra.
- Personas sexualmente activas, puesto que en la zona vaginal hay gran cantidad de bacterias que pueden pasar a la uretra si no se cuida la higiene post coital.
- Alteración del sistema inmunitario por presencia de alguna otra patología que hace al cuerpo más sensible a contraer dichas infecciones.
- Uso de medicamentos quimioterápicos, ya que al desintegrarse se expulsan por la orina y eso irrita las zonas por las que va pasando.
- Comienzo de la menopausia, puesto que se producen grandes cambios hormonales que dejan más desprotegida la zona genial.
- Complicaciones asociadas al agrandamiento de la próstata.
La sintomatología es muy específica ya que conlleva síntomas localizados y muy identificativos de dicha patología. El síntoma principal es la irritación y escozor de la uretra a la hora de orinar. Por otro lado, la necesidad constante de orinar y la orina con un color purulento y un olor fuerte son otros de los síntomas presentes. En caso de que la patología empeore puede presentar fiebre y se puede extender a la zona renal, donde ocasiona un problema mayor, por lo que hay que tratar de prevenir su aparición cuando empiecen los primeros síntomas.
Por todo lo mencionado anteriormente, debemos conocer las formas de prevenirla.
⦁ Tomar abundante líquidos, especialmente agua.
⦁ Mantener una buena higiene íntima.
⦁ Orinar tras mantener relaciones sexuales.
⦁ Evitar el uso de colonias, desodorantes o jabones no específicos para la zona geniatal.
El uso de frutos rojos como prevención de la infección urinaria es un tema muy tratado en los últimos años. Estos alimentos contienen proantocianidinas (PAC) que son las que evitan la adhesión de las bacterias a las células uro-epiteliales. Según una revisión publicada en la base de datos científica Cochrane Library, su uso mostró una pequeña reducción del riesgo de cistitis sintomática. Esto depende de la cantidad de PAC que se ingieran. Se han llevado a cabo estudios en diversos países al respecto pero difieren en la cantidad recomendada. Lo que sí han justificado es que en los frutos como tal se desconoce la cantidad de esta sustancia que contiene cada uno por lo que no se asegura su efectividad. Existen cápsulas que lo contienen producidas por empresas farmacéuticas que permiten ingerir una cantidad superior. Para concluir, podemos decir que no se deben recomendar como prevención segura ni se debe denegar su uso, ya que los estudios aún no son concluyentes.
Por último, si se ha contraído la enfermedad existen diversas formas de tratarla por medio de medicación. En este caso deben de contactar con su médico para que realice diversas pruebas diagnósticas como son las tiras de orina o los urocultivos que nos muestran la causa que ha producido dicha infección en nuestro caso.
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