ESTRÉS
DEL CUIDADOR
Cuidar de un ser
querido con demencia, una discapacidad física u otra enfermedad
relacionada con
la edad requiere de tu tiempo, energía y emociones que pueden parecer
fácilmente
abrumadoras.
El cuidado puede
poner a prueba tu paciencia y fomentar la fatiga, la frustración y la
culpa,
convirtiéndose en una pesada y agotadora labor que cobra un alto precio sobre
el
cuerpo y la mente del cuidador. Los efectos sobre la salud física y mental están más que demostrados. Reconoce las señales y obtén la ayuda necesaria para reducir el impacto en tu cuerpo y mente.
CAUSAS
Junto con la
pesada carga de trabajo y las demandas emocionales del cuidado familiar,
los problemas a
continuación también pueden contribuir al agotamiento.
• Exigencias
conflictivas al tratar de equilibrar las necesidades de la persona que recibe
el
cuidado, de
empleadores y compañeros de trabajo, de familiares y las tuyas propias.
• Falta de
control sobre el dinero y los recursos, y falta de las habilidades necesarias
para
manejar
eficazmente el cuidado de un ser querido.
Si sientes que
estás solo en tu lucha, hablar con otros cuidadores familiares puede
levantarte el
ánimo y ayudarte a pensar en soluciones a varios problemas
• Falta de privacidad, porque el cuidado
puede dejarte poco tiempo para estar solo.
•Confusión de
funciones, dificultad para separar tus funciones como cuidador y
como padre, hijo,
hermano o cónyuge de quien recibe los cuidados.
• Exigencias poco razonables impuestas a un
cuidador por otros familiares o la
persona a quien
cuida.
• Expectativas poco realistas sobre el
efecto que los esfuerzos de cuidado tendrán
en los seres
queridos con enfermedades progresivas como el Parkinson o el
Alzheimer .Los
cuidadores experimentan depresión, resentimiento o cambios de
estado de ánimo
como resultado de sus labores. Presentan falta de sueño, y su
prestación de
cuidados han afectado negativamente a su relación con su cónyuge
o pareja.
Por eso es
importante estar atento a las señales de agotamiento de los cuidadores y
tomar medidas proactivas para lidiar con ello antes de que se salga de control.
SÍNTOMAS
• Ira o frustración hacia la persona a
quien se cuida
• Ansiedad
• Negarse a aceptar el estado de salud del
ser querido
• Depresión
• Agotamiento que dificulta completar las
tareas diarias
• Problemas de salud, como enfermarse con
más frecuencia
• Incapacidad para concentrarse, lo que
dificulta realizar tareas familiares u ocasiona
que se olviden
las citas
• Irritabilidad y mal humor
• Insomnio
• Aislamiento social de los amigos y las actividades que solía disfrutar.
El cuidador también merece un descanso. Puede pedir ayuda a algún amigo o familiar o
persona de
confianza para que le reemplace por unas horas para que pueda dar un
paseo, o
desconectar de la rutina diaria .
Si no tienes ese
tipo de apoyo informal disponible o sientes que necesitas un cuidado de
relevo, existen
centros de cuidado “respiros familiares” para adultos y niños y servicios de cuidado en el hogar
en la zona en la
que resida.
Si sientes que
estás solo en tu lucha, hablar con otros cuidadores familiares puede
levantarte el
ánimo y ayudarte a pensar en soluciones a varios problemas.
Cultiva
relaciones positivas. Es posible que te sientas abrumado, pero tómate
el tiempo
para hablar con
tus amigos y familiares más cercanos.
Pasa una velada
con alguien que sepa escuchar. Limita el tiempo que pasas con
personas
negativas que empeoran tu estado de ánimo y perspectiva.
Cuida tu propia
salud. Proponte la meta de establecer una buena rutina
de sueño y hacer
ejercicio físico
varias horas a la semana.
Asegúrate de
comer sano. Consulta a tu médico sobre las inmunizaciones y exámenes
preventivos
recomendados.
Infórmale a tu
médico que eres un cuidador y conversa sobre cualquier inquietud que
tengas. Una sesión diaria de relajación y meditación también te serán de beneficiosas.
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