FIBROMIALGIA: SINTOMAS Y TRATAMIENTO

 

 

¿Qué es la fibromialgia?

 

 

 La fibromialgia se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las articulaciones, pero no es una enfermedad articular. La palabra fibromialgia (FM) significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones).

Es una enfermedad frecuente, la padece entre el 2% al 6% de la población, sobre todo mujeres. Puede presentarse como única alteración (fibromialgia primaria) o asociada a otras enfermedades (fibromialgia concomitante).

 

 Síntomas

 

Cuando el paciente acude al médico se expresa diciendo: “doctor me duele todo”. Cuando se indaga un poco más en las características del dolor lo describen como:

• Quemazón o desazón, que varía de localización a lo largo de los días o del día, en función de la actividad física que realice, estrés, cambios de clima, etc.
• Sueño no reparador, se levantan peor que se acuestan
• Rigidez en la mañana con sensación de inflamación o tumefacción mal delimitada en manos y extremidades inferiores
• Sequedad de boca y ojos, colon irritable, jaquecas o migrañas, etc.

La enfermedad se asocia en la mayoría de las veces a cansancio (90%), trastornos del sueño (75%) y ansiedad o depresión (30%).

 En términos generales podemos decir que la fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, de manera que se perciben como dolorosos, estímulos que habitualmente no lo son. Además de dolor, la fibromialgia puede ocasionar rigidez generalizada, sobre todo al levantarse por las mañanas, y sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies. También pueden notarse hormigueos poco definidos que afectan de forma difusa sobre todo a las manos.

 

                           

          

 

Causa y diagnóstico

 

No se conoce la causa de esta alteración, pero se piensa que hay muchos factores implicados. Hay personas que desarrollan la enfermedad sin causa aparente y en otras comienza después de una infección bacteriana o vírica, tras un accidente o acontecimiento que suponga una sobrecarga tensional importante  o tras un diagnóstico de alguna otra enfermedad

No hay una prueba concreta y concisa para el diagnóstico sino que se hace por exclusión de otras causas que expliquen los síntomas, de ahí que el paciente se desespere ya que realiza múltiples estudios y todo se informa como normal o con mínimos hallazgos que no justifican la clínica. El diagnóstico se establece tras cumplir una serie de criterios diagnósticos.

 

                                 

 

¿Hay tratamiento?

 

Lo cierto es que no hay tratamiento definitivo que cure la enfermedad. El objetivo de tratamiento es mejorar el dolor y demás síntomas acompañantes con el objetivo de que el paciente tenga la mejor calidad de vida.

Es imprescindible que consiga un sueño reparador sea como sea, que haya un buen control de los síntomas acompañantes como depresión o ansiedad y que, a pesar del dolor, se mantenga un mínimo nivel de ejercicio físico diario, el paciente a veces cree que si no se mueve tendrá menos dolor ya que el ejercicio le provoca dolor, pero no es así, ya que no hacer ejercicio lo que hará es aumentar el dolor, la rigidez y la sensación de incapacidad general.

Los analgésicos sólo consiguen una mejoría parcial del dolor, así como los relajantes musculares sólo deben utilizarse en cortos periodos de tiempo y siempre bajo supervisión médica. Esta aprobados por la FDA algunos fármacos antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina.

Es muy importante que el médico tranquilice al paciente y éste lo entienda, que es una enfermedad de carácter benigno, porque no produce secuelas físicas (no destruye las articulaciones, no ocasiona lesiones irreversibles ni deformidades) ni influye en la supervivencia del paciente. Esto a veces es difícil de entender por el paciente dado el impacto que origina en la calidad de vida de quien la padece y la sensación limitante que tiene.