Los esguinces de tobillo son una de las lesiones musculo-esqueléticas deportivas más comunes. Puede ocurrirle a cualquier persona, ya sea alguien con una mayor actividad física o alguien más sedentario, y en cualquier situación: desde correr una maratón hasta salir una noche de fiesta.
Debido a su alta frecuencia, es importante que sepamos cómo actuar en caso de que nosotros o alguien cercano se produzca esta lesión. Sobre todo, los primeros minutos son clave para determinar una recuperación más rápida y eficaz.
¿Qué es un esguince de tobillo?
El esguince de tobillo es una lesión común que ocurre cuando el pie se tuerce de forma brusca o gira más allá de su rango de movimiento. Fruto de la torcedura de tobillo, se produce una sobrecarga o desgarro de los ligamentos que dan lugar al esguince de tobillo.
Dependiendo de la gravedad del esguince, este puede ser de grado uno, dos o tres. El tipo de esguince determinará el tiempo de recuperación y tratamiento adecuado. Esguince de grado uno (leve): elongación con pequeños desgarros del ligamento. Aunque el dolor es variable, está catalogado como leve y la inflamación es poca o ninguna. También provoca cierta dificultad al caminar.
Esguince de grado dos (gravedad media): desgarro parcial de las fibras del ligamento. La inflamación es más evidente y aparece un hematoma mayor en función del nivel de rotura. El dolor, aunque también variable, es mucho mayor y se mantiene a lo largo de días. La dificultad para andar es pronunciada, incapacitando a la persona durante varios días.
Esguince grado tres (muy grave): rotura importante o total de las fibras del ligamento. La inflamación es severa y repentina, acompañado de un gran hematoma. El dolor es muy intenso y hay una incapacidad para andar total.
¿Qué hacer si sospechamos que nos hemos hecho un esguince de tobillo?
Siempre que tú o alguien de tu entorno se haga un esguince de tobillo, lo más importante es acudir a un centro sanitario. Pero, ¿qué debemos hacer mientras nos trasladamos hasta él?
Aplicar hielo lo antes posible, esto ayudará a reducir la inflamación y el dolor de forma inmediata. Nunca de manera directa (cubrir la placa de hielo con telas finas, papel de cocina o paños finos), para evitar quemaduras en la piel. Mantener el pie en alto. De esta forma, también ayudaremos a disminuir la inflamación. Evitar la carga de peso sobre el pie hasta que un profesional sanitario haya realizado una valoración de la gravedad del mismo. Será el profesional sanitario quien nos aconseje sobre el uso de vendajes compresivos (como tobilleras) o directamente nos realicen uno con vendas elásticas ellos mismos.
¿Cómo ayuda la fisioterapia en la recuperación de un esguince?
Los objetivos del tratamiento tras un esguince de tobillo son disminuir la inflamación y el dolor, recuperar la movilidad articular y la fuerza muscular y conseguir el nivel funcional previo a la lesión.
En pacientes con inestabilidad crónica los objetivos terapéuticos son reducir los síntomas persistentes y prevenir las recurrencias. Los programas de ejercicios son una parte fundamental del tratamiento. El periodo de reposo tras un esguince de tobillo debe ser lo más breve posible y está indicada una movilización precoz para favorecer una más rápida recuperación. En cuanto se hayan reducido algo dolor y la hinchazón con los cuidados iniciales (durante la primera semana) se deben comenzar a realizar ejercicios simples de movilidad activa, para mantener / recuperar la amplitud normal de los movimientos en todas las direcciones (flexión plantar, dorsiflexión, eversión e inversión).
La intensidad de los ejercicios se irá aumentando gradualmente, a medida que vaya disminuyendo el dolor, añadiendo ejercicios de fortalecimiento y de equilibrio y de coordinación.
Comenzar a realizar los ejercicios precozmente, en cuanto el paciente pueda caminar, acelera el periodo de recuperación y reduce el riesgo de recurrencias previniendo la inestabilidad crónica. Los programas de ejercicios pueden combinarse con otras medidas terapéuticas.
Recomendaciones a tener en cuenta:
Realiza un precalentamiento antes de hacer ejercicio o practicar deportes.
Ten cuidado al caminar, correr o trabajar sobre una superficie irregular.
Utiliza un dispositivo de inmovilización, o cinta en el tobillo debilitado o previamente
lesionado.
Usa calzado que sea adecuado y especializado en la actividad a realizar.
Minimiza el uso de zapatos de tacón alto.
No practiques deportes ni participes actividades sin una preparación previa.
Mantén una buena fuerza y flexibilidad muscular.
Practica entrenamiento de estabilidad, incluso ejercicios
LAURA VERGARA SAEZ
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